Día de la madre
«El amor que una madre siente por su hijo es distinto al del padre»
La autora de 'Lo que aprenden las madres sin que nadie se lo enseñe' explica los instintos de las mujeres cuando se convierten en madres
Naomi Stadlen, autora de 'Lo que aprenden las madres sin que nadie se lo enseñe' considera que el término «madre» es relacional, denota la relación de una mujer con su hijo. Explica que hay varios tipos de afrontar la maternidad, pero ... todas estas mujeres son madres. Precisamente, en su último libro ha tratado de mostrar cuántos aspectos de la crianza son compartidos. Pero existe más de una forma de ser una buena madre. Todas hemos tomado decisiones difíciles sobre la crianza. Puede resultar emocionante hablar con una madre que ha tomado decisiones diferentes y descubrir que no estamos compitiendo entre nosotras. Podemos entendernos, los elementos fundamentales de ser madre son universales».
¿Qué aprende una madre sin que nadie se lo enseñe?
Ser madre es una experiencia de aprendizaje. Hay tanto por descubrir que es casi como ir a la universidad. Solo pueden aprenderse un puñado de reglas generales, que normalmente se transmiten de una generación a otra. Sin embargo, los bebés no son idénticos. Todos son diferentes. Y a medida que cada madre aprende cosas sobre su propio bebé, descubre cosas nuevas sobre sí misma. Tiene una serie de valores que antes apenas se había planteado. Una madre podrá dar prioridad a la seguridad de su hijo, por ejemplo, mientras que otra preferirá los riesgos y la aventura. Incluso, en una cultura tradicional estricta, hay parcelas en las que las madres pueden decidir cómo actuar. Una mujer que tenía asumido que ser madre implicaba sacrificarse puede descubrir con asombro que puede darle alas, especialmente porque tiene la libertad, como la madre de su propia familia, de poner sus valores más profundos en práctica.
¿Qué aspectos descubren sobre sí mismas, como mujeres?
Convertirse en madre abre la puerta a una dimensión totalmente nueva de la feminidad.
¿Por qué a veces se confunde criar a los hijos con cuidar de ellos?
El cuidado de los niños es visible. Es lo que los demás ven, de forma que suelen suponer que la maternidad consiste únicamente en eso. Lo que no ven es la inteligencia invisible que implica criar a un hijo. Toda madre, hasta donde yo sé, se hace preguntas. ¿Qué es lo mejor para su hijo? El tiempo suele escasear, lo que hace que deba responder a sus preguntas con acciones. Luego, cuando tiene tiempo, reflexionará sobre lo que ha hecho. ¿Ha sido lo correcto para su hijo? ¿Y para los demás? ¿Volvería a hacer lo mismo? Poco a poco, construye su propio sistema de crianza, algo que, a su vez, también es invisible. Pero su hijo aprenderá y se desarrollará a partir de él. Sin embargo, incluso los bebés, parecen tener opiniones muy intensas sobre su vida diaria juntos. Una madre, por ejemplo, puede pensar que es correcto mostrar a sus padres su bebé y dejar que cojan en brazos a su nieto. Pero si el bebé llora histérico y se agarra a ella con fuerza, puede que deba ajustar sus valores: «Quiero que mis padres conozcan a mi bebé, pero tal vez será mejor hacerlo otro día». Los detalles del cuidado de los hijos que se ven no son más que pequeños signos externos de un sistema extenso y muy meditado.
¿Es el vínculo la gran diferencia entre ser padre y madre en la crianza de un hijo?
El amor que una madre siente por su hijo es distinto del que siente el padre. El hijo obtiene algo especial de ambos. Una madre puede concebir, gestar, alumbrar y amamantar a su propio hijo, o solo algunas de las anteriores. Estas conexiones corporales suelen ayudar a que la madre abra su corazón de par en par y desarrolle una relación cercana y tolerante con su hijo que continuará durante el resto de su vida.
¿Qué instintos nacen en una madre cuando tiene un bebé?
Es difícil saber cuánto es aprendido y cuánto es innato. Una madre tiene mucho por aprender, y puede creer que carece de instintos maternales. Se siente perdida y confundida ante sus nuevas responsabilidades. Sin embargo, un día, puede que esté cruzando la calle con su bebé y que un coche se acerque a toda velocidad y, en un instante, ella y su bebé se encuentren a salvo en la acera. Ha actuado mucho más rápido de lo que imagina. No tenía ni idea de que el instinto de proteger a su bebé pudiera ser tan fuerte. Muchas madres descubren este instinto tan fundamental de casualidad.
¿Por qué una labor tan intensa como es la de criar hijos está poco reconocida en nuestra sociedad?
Los elementos básicos de la crianza no cuestan dinero. Una mujer puede convertirse en madre sin haberse gastado dinero en un curso o en una formación exhaustiva, sin haber recibido un diploma que la cualifique para ello. Y el hecho de criar a su hijo tampoco producirá nada útil que pueda comercializarse. Su hijo no está en venta. Por eso, el trabajo que invierte en criar a su hijo tiene muy poco impacto económico.
Por eso, las madres reciben muy poco reconocimiento social o apoyo económico. Muchas madres pasan dificultades económicas para sacar adelante a sus familias, pero una ventaja oculta es que retienen un grado de autonomía poco común. Debemos ir con cuidado al buscar apoyo económico. Si la seguridad económica proviene del Estado, por ejemplo, las madres tendrán que asegurarse de que no están bajo la presión de tener que abandonar su autonomía y que, a cambio, no le estarán concediendo demasiado control al Estado sobre sus decisiones como madre.
¿Por qué es común que las madres se sientan solas en esta faceta?
Cada generación crea su propia «imagen» de las madres. Actualmente, la imagen popular es bastante negativa. Pero puede que ya haya empezado a cambiar. Las madres que disfrutan de su papel como tales pueden descubrir que dicha imagen está empezando a ser un poco más generosa y positiva. Mi predicción es que una madre de hoy verá que su futura nieta tiene una imagen muy diferente, positiva y emocionante de las madres.