#25N
Así aprenden los niños a superar la violencia de género
La psicóloga Cristina Sánchez Bellas y la educadora María Rosa Monteserín cuentan su experiencia después de varios años trabajando con menores que han vivido en hogares donde el maltrato estaba a la orden del día
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Iniciar sesiónSolo en lo que llevamos de año, la violencia de género se ha cobrado la vida de 41 mujeres y tres niños. Además, otros 23 menores se han quedado huérfanos por el asesinato de los padres. Cifras estremecedoras. Pero los daños que genera esta lacra ... social en los más pequeños van más allá. Tal y como refleja la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer de 2019, cerca de 1.700.000 menores viven en hogares en los que la mujer está sufriendo algún tipo de maltrato. «No necesitamos que haya una agresión directa sobre el niño para actuar. Nosotros creemos que simplemente crecer en una dinámica familiar violenta genera un proceso de interiorización de ese maltrato. Consideramos que vivir en ese entorno es un tipo de violencia directa, aunque no se ejerza directamente sobre los pequeños», cuenta a ABC Cristina Sánchez Bellas, psicóloga de la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres, organización donde trabaja también desde hace años María Rosa Monteserín, que publicó un manual con la terapia psicosocial que llevan a cabo con los menores para tratar de aliviar su sufrimiento.
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«En el caso de los hombres, si se identifican con este comportamiento pueden llegar a desarrollar conductas agresivas, sentimientos de superioridad o incluso repetir esa relación de violencia. En cambio, las niñas pueden interiorizar esas creencias y poner por delante los deseos del mundo masculino », lamenta la psicóloga, que insiste en que el trabajo no solo se hace con los menores en grupos organizados por edades, sino también con sus madres. Además, para participar en estas terapias, los pequeños deben ser mayores de 4 años y no tener una convivencia constante con el padre.
Miedos y agresividad
Cuando llegan a las sesiones grupales organizadas por edades, cuentan estas expertas, muchos niños asocian la resolución de conflictos a la agresividad, otros se vuelven muy introvertidos, tienen miedo, ansiedad, falta de autoestima y los hay quienes desarrollan conductas regresivas, como volver a mojar la cama. «Para descubrir lo que les ocurre y que aprendan a expresar sus emociones usamos dibujos, juegos simbólicos y cualquier otro recurso que nos ayude a llegar a su mundo», recuerda Sánchez Bellas, que lamenta que el coronavirus les haya obligado a parar este tipo de trabajo conjunto, imposible de hacer por videollamada con niños tan pequeños, de entre 4 y 12 años.
«A través de las imágenes, muy impactantes, expresan sus emociones . Es muy importante que aprendan a identificarlas y verbalizarlas, poque muchas veces les cuesta exteriorizar lo que están viviendo. También tratamos de potenciar su autoestima y el vínculo con la madre, que muchas veces está dañado y hay que reconducirlo. Hay que imponerles normas y límites dentro de casa, porque muchas veces es muy complicado para madres que sufren las secuelas de la violencia de género establecer ciertos límites», añade la experta.
El proceso de recuperación de los menores, más «moldeables» que los adultos, no suele superar el año. «Depende de varios elementos: el tipo de violencia que haya visto el niño, durante cuánto tiempo se haya mantenido en esa situación, el tiempo de contacto que mantenga con el padre y la relación entre sus propios progenitores. Buscamos simplemente ser un puente para ellos y que no se genere dependencia con la figura de la psicóloga. A cada uno le funciona una cosa y tiene sus ritmos y tiempos», afirma Sánchez Bellas. Cuanto más jóvenes sean, plantea, menos posibilidades tienen de recaer en esas malas conductas.
Más conciencia, mismo trabajo
Aunque aún queda mucho trabajo por hacer, la lucha contra la violencia de género ha avanzado en muchos sentidos. «Recuerdo que cuando empezamos con la organización en los ochenta teníamos que acompañar a las mujeres a la comisaría, porque las mandaban a casa cuando decían que el daño lo hacía su marido. Ahora la policía está muy formada, y también ha mejorado la formación del profesorado , que empieza a identificar de una forma más clara la sintomatología de los menores que sufren violencia de género», subraya Monteserín. «Antes, incluso las mujeres aguantaban el maltrato más tiempo y tardaban años en pedir ayuda. Ahora, como hay más conocimiento, se intenta dar antes auxilio a menores y mayores», añade.
Desgraciadamente, esta profesora cree que hay cosas que no cambian, como el vínculo de los pequeños con el maltratador. «Convivir con un hombre que está dañado, que es violento, machaca a los niños. Y eso no ha cambiado», lamenta. Y lanza un último aviso: «Todo el mundo habla de violencia de género el 25 de noviembre, pero las mujeres mueren todos los días ».
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