La caja fuerte emocional que transmite el legado familiar de generación en generación

«¿Te imaginas poder ver imágenes de la pedida de mano de tus abuelos o un texto escrito de puño y letra por tu tatarabuela, describiendo el paso a paso de una receta familiar? O, por ejemplo, ¿un consejo de vida que te hubiera dejado un familiar antes de abandonar este mundo…?», se pregunta Ignacio Moreno, fundador de Soalma.

Se trata, explica Moreno, de «una especie de caja fuerte emocional para transmitir de generación en generación, cuyos principales beneficiarios son aquellas personas que reciben los legados. ¿Cómo? A través de una plataforma digital que te permite documentar y almacenar tus recuerdos, reflexiones y enseñanzas de vida en distintos tipos de formatos: vídeos, grabaciones de audio, imágenes, escritos, etc. y que las futuras generaciones de tu familia vean tu legado: una receta, un consejo, una manera de medir el tiempo…».

La realidad, apunta este profesional, es que «tendemos a evitar pensar en el final de nuestra vida y en cuál será nuestro legado. Sin embargo, este sistema te da la oportunidad de compartir tus consejos, enseñanzas y recuerdos con tus seres queridos, en el momento que tú decidas. Este proyecto ha sido creado para atender la necesidad que toda persona tiene por el hecho de nacer, vivir y morir. Inmortalizar los momentos especiales, simplificar las cosas a quienes tenemos a nuestro alrededor y marchar con la tranquilidad mental de haberlo dejado todo preparado».

Sus creadores se conocieron en Nueva York en un foro de antiguos alumnos de Insead, la escuela de negocios en la que estudiaron. Ambos habían perdido recientemente a seres queridos y habían vivido muy de cerca sus consecuencias. Y curiosamente, los dos habían empezado a trabajar en herramientas que habían echado en falta y que facilitarían el momento de la partida.

Se dieron cuenta de la cantidad de historias personales, reflexiones, fotografías y recuerdos que se fueron con esas personas y que ya no podrían ser transmitidas a futuras generaciones. Si lo hubieran hecho en vida, probablemente esos momentos no habrían sido inmortalizados. Decidieron unir sus caminos en un proyecto hecho por y para personas y dar la vuelta a la tortilla a algo que de por sí produce un rechazo inicial: el fallecimiento de un ser querido.

Los usuarios de Soalma no tienen por qué tener un perfil o una edad determinada, pero Moreno destaca el ejemplo de María, una abuela que pasa tiempo con sus nietos. Sabe que lo más probable es que no esté aquí cuando el más pequeño se gradúe y decide grabar un mensaje para ese día tan especial.

Luego están casos como el de Fernando, que ha dedicado sus ratos libres a escribir cuentos y canciones para sus hijos, pero con la idea de que perduren también para sus futuros nietos, o la historia de Rebeca, que ha sido madre a los 45. «Ella no sabe cuánto tiempo permanecerá junto a su hija por lo que decide grabar mensajes para que los escuche el resto de su vida cuando ella lo necesite. Consejos sobre cómo debería afrontar su maternidad o cómo evitar perder contacto con personas especiales que pasen por su vida…», detalla.

Se puede escoger compartir el legado persona en vida o hacerlo después del fallecimiento. En el último caso, entra en juego el papel de los confidentes: se deben designar al menos cinco. Su función principal es informar a Soalma del deceso. Después de confirmar este dato, se compartirán los legados según las instrucciones que la persona haya dejado.

Los destinatarios de los legados recibirán un correo electrónico con un enlace específico al legado que se haya decidido compartir con ellos. «La App se ha creado pensando en usuarios que no sean expertos en tecnología y especialmente para que puedan utilizarla personas mayores sin dificultad alguna. Dicen que una persona no muere siempre y cuando permanezca en el recuerdo de sus seres queridos. Este sistema es un canto a la vida. Permite mantener siempre presente a cualquier persona que haya pasado por este mundo», concluye Moreno.