6 de cada 10 madres reconocen ser demasiado exigentes consigo mismas durante la crianza

En palabras de Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres, «son muchas las mujeres que sienten cómo su salud mental se desmorona cuando llega la maternidad, y no hablo solo de caer en una depresión postparto, sino de los sentimientos contradictorios, del cansancio extremo, de la ansiedad y de la pérdida de identidad. Hablar de salud mental durante la maternidad es hablar de algo que sigue siendo tabú porque estamos en una sociedad donde no se visibiliza, no se respeta, no se acompaña y no se entiende en muchos casos que una madre pueda sufrir emocionalmente pese a tener en brazos a un bebé al que ama profundamente. Visibilizar para concienciar, concienciar para sentirnos comprendidas, para que la salud mental se cuide desde el embarazo y así conseguir que las madres seamos reconocidas, cuidadas y comprendidas».

Ante esta situación, la psicóloga general sanitaria Silvia Nava, experta en Salud Mental Perinatal, destaca que «a veces lleva un tiempo encontrarnos como madres, ya que todas nacemos al tiempo que lo hacen nuestros hijos. Construir nuestra nueva identidad, al igual que pasa con todos los procesos de aprendizaje, va a venir acompañado de muchos aciertos y por supuesto de muchos errores. Durante ese tiempo, sé amable contigo, acepta que no puedes llegar a todo y pide ayuda siempre que lo necesites».

Cuando llega la maternidad, sobre todo la primera, «la realidad te impacta muchísimo y tienes que lidiar con esa madre perfecta que creías que serías y con la 'Malamadre' que eres, que sueña con dormir del tirón, que fantasea con un poco de soledad y que avanza haciéndolo lo mejor que puede con los recursos que tiene. Esas normas no escritas de la maternidad hacen mucho daño, porque nos hacen vernos en un espejo irreal que nos devuelve una imagen de lo que deberíamos ser y no de lo que somos», comenta Laura Baena.

En ocasiones, estas circunstancias provocan que algunas mujeres sufran depresión postparto. Concretamente, una de cada diez madres la padecen, ascendiendo a un 25% en el caso de las madres primerizas.

Abordar esta situación es fundamental, ya que «estas mujeres tienen mayor dificultad para vincularse con sus bebés y pueden no sentirse capacitadas para afrontar la maternidad, lo que a su vez les generará un gran sentimiento de culpa. Debido a este bajo estado de ánimo, es frecuente que comiencen a dejar de realizar actividades que le resulten placenteras lo que continuará retroalimentando este estado de ánimo bajo», explica Silvia Nava.

«Uno de los temas que más culpables hacen a las madres tiene que ver con la lactancia que eligen. Cuando una madre decide interrumpir la lactancia materna es juzgada, pero es que también lo es cuando decide alargarla», sostiene Laura Baena.

En este sentido, el entorno ocupa un lugar de especial importancia. «Si tenemos un entorno que valida y ofrece un apoyo incondicional, esta culpa tendrá más difícil permanecer mucho tiempo. Si por el contrario tenemos un entorno que juzga y cuestiona la elección de la lactancia artificial, el sentimiento de culpa puede llegar a ser abrumador», señala Silvia Nava.

Ante la exigencia de los cánones impuestos por la sociedad, Silvia Nava destaca cinco consejos clave para cuidar y mantener una buena salud mental materna:

Eliminar listones imposibles de alcanzar. Para ello, es importante revisar cuáles son tus referentes, ya que es posible que no encajen dentro de tu propio modelo de maternidad. No hay dos maternidades iguales, hay madres con hijos e historias completamente diferentes.

Consultar a un profesional en salud mental ante la mínima sospecha de que algo no está bien a nivel anímico, por duración o intensidad de los síntomas. En este caso, la psicoterapia, así como una evaluación adecuada para valorar la necesidad de incluir tratamiento farmacológico.

Contar con una buena red de apoyo que respete nuestras decisiones. Descubrir grupos de madres, lactancia o crianza puede ser de gran utilidad durante el proceso.

Contar con recursos e información de utilidad para poder elegir libremente qué queremos y conectar con la madre que queremos ser.

Corresponsabilidad en la crianza. La crianza es dura, cansada y exigente. Por ello, compartir cuidados, preocupaciones y carga mental es imprescindible siempre que sea posible.