La verdadera historia detrás de las perlas más famosas de España

La historia de esta factoría se remonta al año 1890 cuando el alemán Hugo Heusch fundó la primera compañía en París. En 1902 se instaló en Manacor (Mallorca) y abrió la primera fábrica que, con el tiempo, se convirtió en el referente global de las perlas orgánicas. El objetivo de los fundadores de Majorica fue reproducir a la perfección una perla natural de forma artesanal.

Las perlas naturales (en las que no interviene el hombre) se forman dentro de un molusco, normalmente una ostra. Según Didier Grupposo, director general de Majorica, «actualmente no se comercializan perlas naturales como tal, si no perlas cultivadas para las que se requiere el sacrificio de numerosas ostras y moluscos, lo que puede agotar los recursos naturales». En este sentido las perlas mallorquinas destacan como la alternativa más respetuosa con el medio ambiente, y también más asequibles, ya que el precio de las perlas cultivadas puede ser muy elevado.

Para reproducir las perlas naturales consiguiendo una gran calidad y durabilidad, así como un precio más asequible que las perlas cultivadas, las perlas de Majorica están compuestas por un núcleo de cristal opalino recubierto de múltiples y finas capas de esencia de perla. En la factoría de Manacor, gran parte del trabajo se realiza de forma artesanal, y aunque otra parte está mecanizada, la marca presume de utilizar máquinas únicas en el mundo creadas por ingenieros de la firma.

Tras tener el núcleo de la perla, se realiza a mano un primer cribado y control de calidad. A continuación, las perlas se bañan en la esencia de Oriente (entre 16 y 20 capas), un extracto que se obtiene de elementos orgánicos procedentes del mar Mediterráneo gracias a una técnica desarrollada por Majorica y secretamente guardada (como la fórmula de la Coca Cola).

La fórmula reproduce la iridiscencia, belleza, resistencia y perfección de las más exquisitas perlas cultivas que existen en el mundo. Tras su pulido y selección a mano una a una, la perla es tratada para protegerla de las agresiones externas, como el perfume y los golpes, logrando niveles incomparables de calidad y resistencia (Majorica ofrece una garantía internacional de 10 años en todas sus perlas).

Cuando está lista la perla se pasa a la sección de joyería donde se crean los diseños de manos de joyeros artesanos. Otra nota distintiva de Majorica es el engaste a mano y un sistema de nudos único, cada perla se perfila de una a una, evitando así su esparcimiento en el caso de la ruptura de uno de los hilos. Terminadas las piezas, pasan por un nuevo control de calidad que certifica su perfección.

La factoría de Manacor, que emplea actualmente a 210 trabajadores, se abrió a los visitantes en los años 60, una forma de dar a conocer las perlas que, junto a las ensaimadas, son los productos mallorquines con mayor reclamo para el turismo. En la actualidad ya no se hacen visitas a la factoría, pero la firma tiene una nueva tienda en la localidad cercana de Porto Cristo donde es posible conocer su historia centeneria, además de ver (y comprar sus creaciones).

Además, Majorica ha llegado a todo el mundo a través de 1.500 puntos de venta repartidos entre más de 70 países (solo 30 de ellos son propios). En 1917 Majorica abrió su primera sucursal en la emblemática Quinta Avenida de Nueva York. Este verano, abre tienda en Miami, en el centro comercial Aventura Mall, el tercero más grande en todo Estados Unidos.

Majorica ofrece perlas para todos los gustos. Además de los productos clásicos e icónicos como los pendientes y los collares de perlas cortos o largos, cada año lanza colecciones temporales, que responden a las tendencias de mercado y en las que las perlas se combinan con otras piedras y cristales swarovski. También cuentan con ediciones limitadas, de venta solo en puntos seleccionados, y con una colaboración con la diseñadora Rosa Clará que les permite crear los pendientes para las novias.

Majorica pretende liderar el lujo asequible, acercando las perlas a todos los públicos con precios que se mueven entre la horquilla de los 1.000 euros (actualmente el collar Danzarina sería la pieza más cara con un precio de 975 euros) y los 25 euros (precio de los pendientes Cíes, de plata y con una perla de 4 mm).