Suspiros de España y un chic sin concesiones

Homenaje merecido a Andrés Sardá en el desfile de la marca que lleva su nombre. Si bien es su hija Nuria la que está al timón creativo desde hace años y la empresa pertenece ahora a un grupo belga, la desaparición de Andrés el pasado mes de septiembre ha centrado el desfile en un homenaje y un recapitulativo de sus creaciones de varias décadas. Abrieron el desfile Vanessa Lorenzo , Martina Klein y Judith Mascó , vestidas de «maja del siglo XXI» con bustiers negros, medias con ligas, sandalias de plataforma y ropa a base de un poliuretano que replica al charol, todo ello coronado por la tradicional mantilla negra, al paso de música de Falla y de Bizet. Una Carmen moderna que, inspirada en «Suspiros de España», lucía una colección que iba desde los saltos de cama sexys a las prendas interiores con aire retro inspiradas con un guiño de humor en las fajas «Soras». Excelente puesta en escena y variadísima colección de ropa interior

El chic sin concesiones de Devota y Lomba impresionó por su «complicada sencillez», su aire oriental, su prendas intemporales y sus cortes poco habituales. El morado, el lila, el azul y el verde camparon a sus anchas en una colección impecablemente ejecutada , con la maestría del que sabe de veras. Con parsimonia, acompañadas por música de cámara y con la varita mágica de la elegancia, las modelos circularon llevando accesorios retro bien combinados. Los zapatos de tacón grueso, las botas de corte «Courrèges años 60», los calcetines a medio subir y los bolsos de las abuelas, fueron la guinda de las capelinas, de los monos unicolor y de los abrigos con lazada gigante. Limpio, minucioso y elegante.

Miguel Marinero , antes centrado únicamente en las pieles, presentó un desfile con una original puesta en escena: instaló su propio taller de sastrería con mesas de dibujo y corte, maniquíes y el sonido de las máquinas de coser. Los abrigos de pieles se combinaron con vestidos de lúrex de inspiración ochentera. Las prendas de inspiración masculina con preciosos tejidos de traje de caballero de gran calidad, se alternaron con minifaldas y tocas de pelo. El final del desfile, con una versión a trompeta del Concierto de Aranjuez - si el Maestro Rodrigo levantase la cabeza- volvió a retomar la temática española con fuerza, si bien la propuesta de prendas en esta ocasión quedo algo desdibujada y sin hilo conductor.

Cerró el día Pedro del Hierro , que en esta ocasión desfiló en los grandiosos patios del Ayuntamiento madrileño. Con la presencia de Isabel Preysler , Sandra Gago y Eugenia Silva , Nacho Aguayo dio una nueva lección de estilo. La colección «Acuario» retomaba las ideas primigenias de Del Hierro: las estrellas, los brillos y el lurex. Los trajes de sastrería de influencia masculina, los abrigos largos en raya diplomática y los vestidos palabra de honor con cristales y paillettes creaban una mezcla en la que predominaba el negro, dejando atrás el azul de pasadas colecciones. Se recrearon las siluetas de los 80 y sus hombreras marcadas.

«Mi toque más personal en esta temporada es la abundancia de pantalones para ellas. Y me gusta versionar el esmoquin», contó Nacho Aguayo a ABC en el backstage. El creador, siempre con un carácter arrollador que le distingue de algunos compañeros de profesión, puso sobre la pasarela un desfile sofisticado y elegante, vendible pero especial, retro pero actual . Aguayo, con todos estos elementos in mente, eligió las prendas pensando en una mujer poderosa y segura, mientras que la colección de hombre tenía un aire más relajado. Los modelos, de todas las edades, estilos, físicos y sexos, representaban fielmente a la variada clientela de una marca que crece con firmeza. Sin prisa pero sin pausa. Otra colección chic, sin concesiones a la cursilada, ni a la exageración, ni al aburrimiento.