25 años Swatch
25 años Swatch
Con él llegó la revolución y en un tiempo record estalló la «swatchmanía». Las piezas de Swatch comenzaron a cotizarse como obras de arte y vimos a sesudos biólogos, respetables banqueros, reyes, deportistas, jefes de Estado o cantantes rock, unidos por sus muñecas
La fiebre ... Swatch ha llegado a convertir casi en fetichistas a quienes la padecen, hasta el punto de montar auténticas colecciones en torno a determinados modelos. Los adictos de todo el mundo buscan incansables los relojes más especiales, sobre todo los pertenecientes a ediciones limitadas. Cuentan que por el que más se ha llegado a pagar es por uno de Kiki Picasso, perteneciente a una edición limitada de 150 piezas, que alcanzó en subasta la cifra de 24.000 euros. Hay un club (www.swatchzaragoza.com/empresa/swatch-club.php) que funciona frenéticamente desde principios de los 90 e incluso una dirección web (www.squiggly.com) totalmente ajena a Swatch, pero muy activa a la hora de conseguir imposibles de la marca.
«Royals» y famosos
Coleccionistas de Swatch sabemos que son Adrien Brody, Elsa Pataky, Rossy de Palma, Anne Igartiburu, Alaska, pero también la Reina de España o el Príncipe Felipe… Existe además un museo en Ginebra (La Cité du Temps Swatch Group. Pont de la Machine 1. 1024 Ginebra) donde se pueden contemplar una buena selección de piezas importantes para la marca y muy cotizadas ya.
Swatch es la abreviatura de Second Watch o segundo reloj, aunque mucha gente cree, erróneamente, que se trata de Suisse Watch. Crearlo fue una iniciativa, a finales de los 70, del empresario Nicolas Hayek, y que logró salvar la Empresa Relojera Suiza, al borde del desastre por la invasión de productos japoneses. La solución era simple: producir una pieza de bajo coste, de excelente calidad, pero desarrollada con un nuevo material para el sector: el plástico ( «plastic is fantastic»). Por otra parte, se redujeron a 51 las piezas necesarias en la maquinaria del nuevo reloj, en lugar de las 91 imprescindibles hasta entonces. Y, eso sí, se apostó definitivamente por el diseño. Cada pieza sería un pequeño escaparate con un mensaje y cientos de artistas se sintieron atraídos por estas piezas en las que encontraron un magnífico vehículo de transmisión.
Millones de relojes
El resumen es que, desde el inicio de la marca, en 1983, se han producido más de 350 millones de relojes «Swiss made». cifras que nadie pudo imaginar. «Son ya 25 años y goza de una salud extraordinaria —dice Gonzalo de Cevallos, director de Swatch y director general de Swatch Group España—. Gracias a este reloj se pudo reflotar en poco tiempo la tradicional industria relojera suiza. a punto del hundimiento. Es un caso que aún se estudia en las escuelas de negocios del mundo como ejemplo de reflexión y de revisión de un sector en crisis».
Mediante exhaustivos estudios tecnológicos, el equipo de ingenieros de la firma logró producir prototipos que redujeron el número de piezas necesarias para el buen funcionamiento de un reloj con el consiguiente abaratamiento de costes, pero no solo fue su precio lo que le convirtió de pronto en un producto estrella. «Más que la técnica —indica Cevallos— resultó fundamental la apuesta por el diseño. Nuestra filosofía es innovación, provocación positiva, “joy of life”, arte, diseño y calidad suiza, a un precio razonable. Pero cada reloj tiene una historia y un concepto detrás».
Más modelos que días
«Anualmente lanzamos más modelos nuevos que días tiene el año. La creatividad de los diseñadores es increíble. Son pocos los modelos que se lanzan conmemorando una efemérides, salvo que sea muy especial. Un buen ejemplo puede ser el que lanzamos en 2006 para celebrar la primera sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Dedicamos el reloj al artículo 19, que se refiere a la Libertad de opinión y expresión» Y ahora, para celebrar su cuarto de siglo, se han reunido una selección de los modelos más emblemáticos, como pudimos ver en la pasada edición de la Cibeles Fashion Week. ¿Eran de usar y tirar? No, de tirar nada. Esas piezas se guardan. se regalan y empiezan a considerarse verdaderas piezas cotizadas y buscadas por un buen número de aficionados al arte moderno.
Noticias relacionadas
Ver comentarios