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El largo camino al altar de Rafa Nadal y Mery Perelló: 14 años de noviazgo

El tenista ha priorizado hasta ahora su carrera deportiva a formar una familia junto a su pareja

Vídeo: Rafa Nadal y Xisca se casarán en otoño EFE
Ana Mellado

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Con 32 años en sus piernas, acariciando el desenlace final -aunque aún le quedan tardes de gloria-, Rafael Nadal ya piensa en su vida cuando cuelgue la raqueta. Comienza a dar forma a su sueño de ser padre joven y formar una familia numerosa junto a la mujer con la que ha caminado por medio mundo durante los últimos 14 años. El primer paso lo dio el pasado mes de mayo durante el torneo de Roma, cuando le pidió matrimonio a su novia María Francisca Perelló (30). El tenista balear ha logrado mantenerlo en secreto durante ocho meses hasta que ayer saltaba la noticia en todos los medios, en una información adelantada por la revista «¡Hola!». Nadal estaba al tanto de que su compromiso iba a salir a la luz, pero fieles a la discreción que les caracteriza han preferido guardar silencio.

Rafa y Mery -como se refiere a ella su entorno íntimo, aunque la prensa la bautizó como Xisca- comenzaron a escribir su historia de amor en 2005, el año en que el deportista alcanzó la élite del tenis mundial con una temporada brillante; participó por primera vez en Australia, ganó en Mónaco y se estrenó como campeón de Roland Garros. Entre raquetazo y raquetazo, fuera de pista encontró una persona con la que compartir sus éxitos. Comenzó a sentir algo más por una de las amigas del colegio Pureza de María de Manacor de su hermana Maribel; la siempre discreta, natural y hermética Mery. Pasaron su primer verano juntos, protagonizaron sus primeras fotos y no se volvieron a separar. Y así, hasta hoy, cuando ya están en marcha los preparativos de su boda para este otoño.

Novia eterna

Catorce años de relación que le han valido a Mery el título de la «novia eterna» y que han propiciado algún rumor recurrente y con poco fundamento de que se habían casado secreto. A más de uno le costaba entender por qué no daban el paso tras un noviazgo tan sólido y largo. La respuesta está en los tiempos. «Claro que pienso en tener hijos, me gustaría tener una familia. Estoy educado así, me gusta mucho y siempre he tenido un vínculo muy especial con los niños y me gustaría tener varios. Cada uno encuentra sus tiempos y yo estoy jugando a tenis», declaraba Nadal en una entrevista con ABC en 2015. Y cuando uno juega al tenis al nivel que lo ha hecho el manacorí, no hay espacio para distracciones de ningún tipo. Son muchos años en la cima, acumulando un sinfín de hazañas jamás escritas antes en el tenis español. Ella lo ha encajado siempre bien. Ha sido paciente, no le ha agobiado, ha comprendido que lo primero era su carrera deportiva y ha celebrado como suyos los triunfos de él. A Mery la hemos visto aflojar su habitual contención para estallar de júbilo en la grada con el último punto de Nadal en la final de alguno de los grandes torneos. Le acompaña en muchos de sus viajes, pero rehúye de los focos y de las multitudes. No sabemos cómo es su voz, ni se prodiga en fiestas ni quiere saber nada de excentricidades u ostentaciones. Basta con fijarse en su rostro desprovisto de maquillaje, solo con un toque de rímel, o su melena rizada que apenas hemos visto lisa. Una belleza natural a lo que no le hace falta más.

GTRES

Hija del constructor Bernat Perelló y la funcionaria del Ayuntamiento de Manacor María Pascua, Mery estudió en la UIB (Universidad de las Islas Baleares) Administración y Dirección de empresas. Durante su etapa universitaria estaba obsesionada con que no se supiera quién era su novio. Su carrera laboral comenzó con unos meses de prácticas en el departamento de Comunicación de Endesa, en Palma de Mallorca. Posteriormente puso rumbo a Londres donde trabajó para Mapfre. aseguradora vinculada a Nadal. Actualmente, trabaja como directora de Integración Social de la Fundación Rafa Nadal con sede en Barcelona y dirigida por su futura suegra, Ana María Parera . Ambas mantienen una excelente relación. Su entorno laboral la define como «minuciosa, puntillosa, detallista y muy profesional». Y durante estos 14 años ha ejercido como una perfecta «primera dama» del tenis. Como el mejor sostén de un deportista inmenso.

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