Menchu Álvarez: «Como mi nieta, yo también antepuse el amor a mi carrera»
RIBADESELLA. Sardéu ha cambiado. Pero los abuelos asturianos de la futura Reina de España no. En «La Arquera», su casa, Menchu Álvarez del Valle y José Luis Ortiz Velasco nos reciben con hospitalidad y naturalidad. La misma naturalidad que meses atrás mostraron al Príncipe de ... Asturias en su primera visita a la aldea. Allí explican cómo han tenido que adaptarse a su nueva popularidad y cómo se regresa a la normalidad después de casar a una nieta con un príncipe. Surgen momentos para las bromas, para la nostalgia y, sobre todo, para el respeto hacia la nueva vida que comienza su niña-periodista.
«Don Felipe es un príncipe de los pies a la cabeza. Si me hubiera cogido veinte años atrás no le dejaba escapar», dice entre risas la abuela de Doña Letizia.
Menchu piensa que a Don Felipe le gustó, sobre todo, la forma de ser de su nieta. «Es una mujer valiente y decidida. Muy trabajadora y a la que no se le pone nada por delante. Lo hará muy bien porque cuenta con el ejemplo de la Reina y el amor del Príncipe. Aunque no le arriendo la ganancia». La locutora es consciente de que en la nueva vida de la Princesa de Asturias no todo serán comodidades. «Sin embargo, creo que están muy enamorados. No hay más que ver las imágenes de Cuenca para darse cuenta de ello».
Por eso está convencida de que Doña Letizia no se arrepentirá «jamás» de haber dejado su profesión por amor. «Yo hubiera hecho lo mismo. Lo hice, puedo decir. Recuerdo cuando un promotor venezolano intentó ficharme para la radiotelevisión de su país. Me propuso 250.000 pesetas de las de 1959 por un contrato de dos años cuando yo ganaba 1.800. Pedí consejo a mi marido y me comentó que la decisión era mía. Pensé en mis tres hijos y en José Luis y rechacé la oferta. Nunca me arrepentí».
Menchu y José Luis llevan ya 55 años casados. «Cuando celebramos las bodas de oro, las nietas nos preguntaban: «¿Y no tuvistéis baches?». Pues claro. Baches, montañas y maremotos, pero el amor lo puede todo».
Un culín de sidra
Al abuelo le parece «estupenda» la idea que ha tenido la pareja de empezar su viaje de novios por tierras españolas, aunque si de algo tiene ganas es de que puedan volver pronto a Sardéu. «Así el Príncipe aprenderá a echar un culín de sidra», matiza. Y Menchu añade que «les prepararemos una fabada. A ver si mi nieta engorda un poco».
El 22 de mayo la catedral de la Almudena acogió momentos memorables. El sí quiero de los contrayentes fue el más esperado, pero la pasión en la lectura de Menchu Álvarez del Valle encogió los corazones. «Yo le propuse al Príncipe leer en su boda», recuerda la periodista. Fue el pasado 17 de febrero cuando, en nombre de Doña Letizia, recogió el premio «Mujer del Año» concedido por una revista madrileña. Después de la entrega, se encontró con la pareja y en un momento de la conversación comentó que le gustaría leer la carta de San Pablo a los corintios durante la ceremonia «aunque pareciera una idea de extraterrestres». «Al Príncipe le encantó la sugerencia y me dijo que no era una ilusión inalcanzable, que en las bodas de sus hermanas también habían leído los testigos». Con el consentimiento del cardenal Rouco Varela, la locutora de Radio Nacional leyó la epístola y depositó en su recital «todo el cariño que sentía en ese momento». Leyó para su nieta, sólo para ella y muchos así lo entendieron. De ahí que no sintiera nervios, a pesar de que no la protegía el anonimato de la radio y se encontraba ante reyes y reinas, ante príncipes y princesas de medio mundo. «No me intimidó en absoluto porque el mensaje es igual para todos. Aunque seas el hombre más multimillonario del universo si no tienes amor no tienes nada».
Para la periodista ovetense, las críticas que ha podido recibir su nieta «son buenas, más triste sería la indiferencia». En su opinión, «siempre que vives de cara al público te expones a la crítica, pero eso es bueno».
Ahora, después de ocho años en el campo, alejados de todo, la vida de Menchu y José Luis ha dado un vuelco y su casa se ha convertido en objetivo de «mirones» y «paparazzi». «Esto, realmente, era más bonito antes, pero la felicidad de mi nieta es lo primero». Cada noche la echan de menos porque antes entraba en sus vidas a través del Telediario de TVE. «Nos encantaba verla. Trabajó mucho. Siempre madrugando y madrugando. Incluso estaba haciendo un dosier de prensa con todo lo que se publicaba sobre ella y de repente, fíjate, hoy no cabríamos en casa si lo guardo todo».
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