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El mejor lugar es ser feliz

Acostumbrado a vivir en un permanente verano, le sorprende cómo en España las estaciones tan marcadas moldean el carácter de la gente

Marcelo Mendoça ABC

Marcelo Mendonça

Mi primer verano en España fue impresionante . Los días largos como jamás había visto en mi país, Brasil, lo cual era alegremente «asustador». Cuando me decían «te veo a las 21 horas de la “tarde” (utilizando esa palabra)» , me parecía un chiste ... , ya que en Salvador de Bahía el sol se pone puntualmente a las seis, y luego ya serán las siete, las ocho, las nueve… Pero de la noche y para siempre. Este es uno de los grandes motivos para un brasileño de nuestros « retrasos tropicales » cuando quedamos con alguien. Muchas veces, estoy en mi taller trabajando en verano y la sensación es la de que el tiempo no pasa: me enseñaron y me acostumbré a terminar mi actividad laboral con la puesta del sol , y solo si había una cita posterior, a partir de las seis era el momento de prepararse para salir al encuentro. Pero todo esto, allí, también cuenta con una parte placentera: la sensación de dejar de trabajar y aún tener toda la tarde por delante. Eso no tiene precio .

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