Laetitia Casta: «Soy toda instinto»

Es bella por dentro, pero radiante por fuera, dijo de ella el gran Yves Saint-Laurent, su gran mentor. En vivo y en directo, Laetitia Marie Laura confirma el veredicto. Ataviada por Givenchy y de la mano del actor Stefano Accorsi, padre de dos de sus tres hijos, estuvimos con ella en el último Festival de Cannes, donde la embajadora de L’Ôréal Paris brilló como la estrella rutilante que es.

Casi un centenar de portadas de las más exclusivas revistas, teatro, televisión y cine elevan a la mujer que simboliza hasta este año a la República Francesa como su Marianne a mito mediterráneo.

Mujer hoy: Ha cumplido 31 años, pero se le calcularían 10 menos. ¿Cuál es el secreto?

Laetitia Casta: Reír, ser feliz, llevar una vida plena, amar, buenas horas de sueño, mis hijos y ser amada.Las curvas que la hicieron famosa al principio de su carrera han desaparecido en los últimos tiempos y su rostro se ha afilado.

MH: ¿Ha cambiado por fuera y por dentro?

LC: El cambio externo es lógico. Nos llega a todas las mujeres con la madurez. Sigo siendo risueña, aunque de manera diferente. Tengo una carrera que nunca me hubiera atrevido a soñar y la responsabilidad de la maternidad. Esas cosas se reflejan en el rostro. Pero por dentro, no he cambiado, sigo soñando.

MH: Es la Marianne gala, ¿se considera un icono francés, europeo o mediterráneo?

LC: Hmmm. Ser la Marianne constituyó para mí uno de los mayores honores que he recibido. Ahora bien, mi madre es normanda y mi padre, corso. Pertenezco al frío mar del norte y al cálido mediterráneo. Quizá, podríamos decir que soy franco-europea. (Risas).

MH: Marianne fue la mujer con la bandera que en 1789 guió a las fuerzas populares de la Revolución. ¿Se identifica con ella?

LC: Fue y es un símbolo de la libertad. Me identifico como una mujer trabajadora de mi tiempo. Creo en la libertad, en la solidaridad y en la tolerancia. Sigo siendo el espíritu libre de siempre, con las responsabilidades de la maternidad.Antes que usted, Brigitte Bardot representó esa misma figura.

MH:Y ahora, usted encarna a Bardot en una película sobre el cantautor, actor y director de cine Serge Gainsbourg, titulada Gainsbourg (Vie héroïque), recién estrenada en Francia. ¿Cómo es su Bardot?

LC: Es la odalisca sensual que creó el director Roger Vadim (su primer esposo y descubridor). También, la baby doll del póster que sedujo al cerebro vividor. La melena enredada, apenas cubierto su cuerpo, muy sexual... yo no conocí esa época, pero la vida de Serge está muy documentada y conozco a su hija, Charlotte. Me ha fascinado el tiempo en el que vivieron y el espíritu de libertad que imperó entonces.

MH: Es un espectáculo verla pisando una alfombra roja, como la del Festival de Cannes. Sufre un verdadero baño de multitudes. ¿Cuál es su principal arma de seducción?

LC: Creo que, sobre todo. ser como soy. Quizá, mi risa contagiosa con mis dientes imperfectos. Y mis ojos, sobre todo cuando estoy rodando una película.

MH: En Cannes, presentó Visage, en la que encarna a una estrella de cine y a la seductora Salomé. ¿La eligieron para el papel por su belleza o por su talento?

LC: Al director, Tsai Ming-Liang, no le asustaba mi pasado de modelo, al contrario, me animó a revivirlo. Para mí, una sesión fotográfica y actuar no es muy diferente, hay que pretender ser otra. Lo cierto, es que al interpretar hay que ir más lejos en las emociones. El, me permitió trabajar con entera libertad y ser más yo misma que nunca.

MH: Sin embargo, nunca proyectó ser actriz.

LC: Nunca, es cierto. Debuté hace ya más de 10 años, con Asterix y Obelix. ¡Todos me dijeron que no era un muy buen comienzo en el mundo del cine! (Risas)

MH: Entonces, ¿por qué la hizo?

LC: Me apetecía tener un personaje de cómic, Falbala. Y el hecho de trabajar con Gérard Depardieu y Roberto Benigni. ¡Lo que aprendí! En aquella película descubrí que quería ser actriz. Y en seguida me llegó mi primer protagonista, con Raoul Ruiz.

MH: En esa película, Almas salvajes, era Therese, una trepa.

LC:¡Sí! Una mujer muy ambiciosa, un personaje que me dio muchos quebraderos de cabeza. Pero mi mayor miedo era no ser aceptada por el equipo, que pensaran que no estaba allí por mi talento.

MH: Entre medias, hizo en España Gitano, con Joaquín Cortés...

LC: ¡Fui una gitana, Lucía! No creo que hiciera gran cosa, pero lo pasé muy bien. Llegó al cine tras consagrarse como top, siendo apenas una niña.Tenía 15 años y tuve que pedirle permiso a papá.

MH: ¿El no tuvo dudas?

LC: No muchas, las normales. Yo me crié en Normandía, pero pasábamos los veranos en Córcega. Allí me descubrieron, mientras jugaba con mis hermanos en la playa. Papá se desesperaba porque yo era muy mala estudiante. En clase, me distraía con un mosquito. ¡No sabía qué sería en la vida! Y ésa fue la forma en que descubrí la vida que quería llevar.

MH: ¿Se arrepiente de haber dejado tan pronto la escuela?

LC: No. He aprendido en los viajes, conociendo personas fascinantes, en las pasarelas, en los estudios... Sé que fui afortunada pero también que supe aprovechar la oportunidad.

MH: Ante un fotógrafo, ante la cámara, ¿cuál es su princial arma?

LC: Que no soy sofisticada. Que soy toda instinto.

MH: Si no hubiera sido top de pasarela, portada de revistas, actriz... ¿Qué le hubiera gustado ser a Laetitia Casta?

LC: ¡Jardinera! Es en lo que quiero hacer cuando me retire, y cuidar de mis nietos. Espero que mis hijos me hagan pronto en abuela.

MH: Al comienzo querían obligarle a perder peso y arreglarse los dientes.

LC: Son los villanos de la película de mi vida.

MH: ¿Se arrepiente de algo?

LC: A veces, sufro mucho viéndome en la pantalla. Pero como cantó Piaf, no me arrepiento de nada. De nada de nada.

Tras los pasos de B.B.

¿Quién mejor que Laetitia Casta para encarnar a Brigitte Bardot en la biografía sobre Serge Gainsbourg? B.B. fue una de las mujeres que marcaron la vida del seductor músico y actor. Hijo de inmigrantes judios rusos, nació en Paris en 1928 y estudió Bellas Artes, pero cambió el pincel por el piano. Compuso para Juliette Greco y firmó Poupée de cire, poupée de son, con la que France Gall ganó Eurovisión en 1965. Luego llegó B.B., para la que creó Je t’aime... moi non plus, aunque la grabó con Jane Birkin, la madre de su hija.