Javier Hidalgo, un vividor infatigable y un lince para los negocios

Juan José Hidalgo -quien compró Air Europa en 1991 y preside el conglomerado empresarial Globalia-, es un hombre que siempre contesta al teléfono. No importa la reunión en la que se encuentre o si ha salido con sus amigos al campo a jugar al golf. La mañana del lunes tampoco fue una excepción cuando su íntimo amigo y biógrafo, Graciano Palomo , le llamaba bien temprano al enterarse de la noticia. «Pepe sentía cierta nostalgia, eso fue lo que me dijo. Y es lógico, Air Europa era su joyita, pero también reconocía que la operación era muy importante y que su hijo Javier la había gestionado de manera magnífica. Mil millones en los tiempos que corren es mucho dinero», asegura el periodista en conversación telefónica con ABC.

Un somero repaso a la vida de Pepe Aviones -como le llaman algunos compañeros empresarios- es suficiente para darse cuenta de que es un hombre que, en cuanto se le presentó la oportunidad, dejó de trabajar en las viñas de Villanueva del Conde (Salamanca) para viajar a Suiza, donde comenzó a llevar a inmigrantes desde Zúrich hasta su pueblo en un Mercedes. Cinco años después, cambió el coche por un minibus, luego llegaron los autobuses de sesenta plazas... y así continuó hasta que comenzó a fletar aviones, crear Halcón Viajes -la primera agencia que comenzó con el todo incluido en España- y comprar Air Europa, la joya de la corona de Globalia.

Todo ello le llevó en 2018 a ocupar el puesto 67 de la lista «Forbes» de españoles más ricos, con 460 millones de euros. Por eso Palomo considera que Hidalgo ha inculcado a sus hijos -María José, Javier y Cristina- la lucha diaria, el esfuerzo y la determinación que él ha mantenido desde joven y que continúa teniendo a sus 78 años. «Eso es lo que les ha transmitido, pero son generaciones diferentes y las circunstancias de los hijos son otras. Ellos tienen otra visión porque no vivieron lo que vivió el padre», apunta Palomo, al tiempo que concluye que si el padre «no hubiera querido que Air Europa se vendiera, no se habría hecho ». Esta última frase contrasta con algunas informaciones publicadas esta semana, donde se comentaba que esta operación habría tensado las relaciones entre padre e hijo o, incluso, entre los tres hermanos. Pero fuentes cercanas a Globalia han asegurado a ABC que el secreto con el que los Hidalgo han llevado las negociaciones para firmar esta operación demuestra que entre ellos está todo bien. Si se hubieran generado bandos, habría habido filtraciones a la prensa.

La situación familiar actual no tiene nada que ver a la de 2013, cuando Juan José Hidalgo envió una carta de despido a sus hijos, que al final se quedó en una rebaja de sueldo. Como si fuera Logan Roy en la serie «Successión», la decisión del patriarca provocó malestar entre sus vástagos y cierta tensión a la hora de tomar decisiones sobre la compañía.

Hasta ese momento, las apariciones del único hijo de Juan José Hidalgo en el papel cuché eran constantes. Cada verano a Javier se le veía con una modelo diferente por las calas de Ibiza, con su gorra y esa característica melena que su madre Eloína Gutiérrez no consiguió domar. Sus amoríos con las modelos Malena Costa y Raica Olivera , Odile Rodríguez de la Fuente o la economista Xenia Tchoumitcheva también ocuparon las páginas del corazón. Incluso trascendió que había fletado un Airbus para 300 amigos (entre los que se encontraban Alfonso de Borbón , Fonsi Nieto o Nicolás Vallejo-Nágera ) a Nimes para ver torear a José Tomás en solitario.

Esa fama de vividor no dejaba salir al empresario que llevaba dentro. Pero 2013 fue un año de inflexión en la vida de Javier, que está llamado a reinventar Globalia. En el plano sentimental, conoció a Sol González , la madre de su hija Camila y su pareja hasta el año pasado. En la actualidad, mantienen una relación excelente. En lo profesional, puso tierra de por medio con su familia, vendió su porcentaje de Globalia a Abel Matutes y se mudó a Estados Unidos. Allí, además de poner en marcha la agencia de modelos View Management, acabó firmando con su socio Rosauro Varó la venta de Pepephone a MásMóvil por 158 millones de euros.

En 2016 el hijo pródigo volvió a casa y sus apariciones ya eran en las páginas de prensa económica. Había demostrado tener el olfato de su padre para los negocios y el patriarca le nombró CEO de Globalia, al tiempo que Javier se hizo con el 17% de la compañía comprando acciones a bancos y grupos de inversión.

Juan José mantuvo a sus hijas en los mismos cargos directivos: a María José como Directora General de Air Europa y a Cristina como directora de Compras de Globalia. Javier Blanco, el marido de Cristina, dirige los hoteles Be Live, aunque quien «supervisa» los de República Dominicana sigue siendo Juan José, quien pasa largas temporadas allí.

La venta de Air Europa a Iberia ha hecho que Javier se consolide como hombre de negocios. Quienes le conocen aseguran que la paternidad le cambió su forma de ver la vida. Pero, aunque ya no se le ve tanto de juerga, sigue disfrutando del presente. El año en que volvió a Globalia, fletó un avión para ir con Richard y Alejandra Gere al concierto de los Rolling Stones en La Habana (Cuba). La última noche de ese año hizo lo mismo para viajar a Kenia con sus hermanas, sus sobrinas y Sol González y su hija. Se sumaron al plan Alfonso de Borbón y Eugenia Silva . Viaja por el mundo todo lo que puede y sigue organizando timbas de póquer en su casa de Puerta de Hierro y partidos de golf con amigos. Javier es de los que considera que ser un empresario de éxito no está reñido con la dolce vita que siempre le ha gustado tener.