El príncipe Enrique, un joven «con mucha testosterona»
El tercero en la línea sucesoria de los Windsor ha sido el protagonista de escándalos con alcohol y mujeres de por medio
El príncipe Enrique, un joven «con mucha testosterona»
Íbamos bien. El príncipe Enrique presidió con exquisita solemnidad la ceremonia de clausura de los Juegos de Londres en representación de su abuela, la Reina Isabel II. En marzo, completó con éxito su primer viaje oficial en solitario como miembro de la Familia ... Real británica con una gira preolímpica que le llevó a Belice, Bahamas, Jamaica, y Brasil. Íbamos tan bien que hasta confesó durante los Juegos un arrebato de madurez a un miembro del equipo olímpico canadiense: «Ya no salgo, me he hecho viejo», dijo en Londres. Pero un viaje veraniego a San Diego, Estados Unidos, para un acto benéfico le ha sacado de las páginas «serias» de los periódicos para devolverle a las de escándalos.
El conocido portal de «celebrities» de Los Ángeles « TMZ » ha publicado dos fotografías tomadas, según la publicación, este fin de semana en la suite del príncipe Enrique en un hotel de Las Vegas , en las que se ve al heredero británico completamente desnudo mientras juega a la versión «con strip-tease» del billar . En una de las imágenes, sale de espaldas abrazado a una joven desnuda que sujeta un taco de billar. En la otra, el joven, «vestido» con un collar y una pulsera, se cubre los genitales mientras una joven también desnuda le abraza por detrás.
La Casa Real Británica se ha limitado a confirmar que se trata del segundo hijo del Príncipe Carlos. «Estaba desfogándose», asegura una fuente de la Casa Real citada por «The Times». La reproducción de las imágenes -previo pago de la cantidad de cinco cifras que se estima exige «TMZ»- por los medios británicos no está prohibida, aunque un portavoz del palacio de St. James ha explicado que no descartan acudir a la Comisión de Quejas sobre la Prensa si fuesen reproducidas. Hasta este miércoles, ningún diario británico se había atrevido a recogerlas. Algunos comentaristas destacan el efecto disuasorio que habría tenido la comisión de investigación sobre el escándalo de las escuchas, dirigida por el juez Leveson.
Todo empezó con un viaje solidario
El príncipe aprovechó una gala para recaudar fondos organizada en San Diego (California) por Sentebale, la ONG sudafricana para huérfanos fundada por él mismo, para pasar unos días en Las Vegas. En un vídeo que ha circulado por las redes sociales, se le ve en la madrugada de este lunes en una fiesta en una piscina, haciendo una carrera con el campeón olímpico estadounidense Ryan Lochte.
El príncipe se alojaba, al parecer, en el Wynn Resort de Las Vegas, un conocido hotel de cinco estrellas, donde ocupaba una suite en un dúplex con tres estancias y mesa de billar. El viernes, según recoge « The Daily Telegraph », conoció a un grupo de chicas en una fiesta, que fueron invitadas a seguir la juerga en la habitación del tercero en la línea sucesoria de Isabel II (después de su padre, el Príncipe de Gales, y su hermano Guillermo). La cosa terminó, según «TMZ», con «el príncipe Enrique mostrando las joyas de la corona».
Posible reprimenda militar
Como en todos sus desplazamientos, el príncipe Enrique iba acompañado de una escolta compuesta por agentes del equipo de protección de autoridades de Scotland Yard. «Los agentes están para proteger su seguridad, no para regular su vida», ha aclarado estos días Bernard Hogan-Howe, responsable de la policía metropolitana. Proteger a los miembros más juveniles de la Familia Real es «una pesadilla», según explica al «Telegraph» Dai Davies, exjefe de la unidad de protección real de Scotland Yard. «[Enrique] es un joven con mucha testosterona y hay que guardar un equilibrio, y este equilibrio a veces se rompe», explica.
El príncipe Enrique, además de muchas hormonas, tiene una gran simpatía natural. Así, por primera vez, Harry (su nombre en inglés) fue el más usado entre los recién nacidos en Inglaterra y Gales en 2011, superando a clásicos como Oliver, Jack o el de su hermano, Guillermo. Pero también es capitán del cuerpo aéreo del Ejército y piloto de helicópteros. Y el código de conducta militar exige a sus oficiales que mantengan estándares elevados de profesionalidad, estén o no de servicio, y prohíbe «conductas antisociales» que puedan afectar a la reputación de las Fuerzas Armadas. El Príncipe Enrique, que se dispone a partir en misión a Afganistán este otoño, se enfrenta a la posibilidad de un apercibimiento o, como poco, a «una conversación sin café» con sus superiores.
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