Carla Bruni-Sarkozy aprueba en su primer año como primera dama
La primera dama de Francia, Carla Bruni-Sarkozy, logra el aprobado de los franceses cuando se cumple el primer aniversario de su boda con el presidente Nicolas Sarkozy al considerar que ha sabido encajar bien en su nuevo rol institucional. Sin embargo la ven "distante" y "un poco aristocrática", según relata el diario 'Le Parisien'.
Por lo que se refiere a la representación de Francia en el extranjero el veredicto es unánime: no ha cometido ningún error, controla su imagen como la profesional de las pasarelas que fue y compagina perfectamente su rol de cantante y esposa. "Ha sabido separar el show business y el Estado", dice el publicista Jacques Séguéla, que fue quien se la presentó al jefe del Estado.
Además, traslada una imagen más moderna de mujer activa e independiente que, por ejemplo, Cherie Blair o Bernardette Chirac. "Ella sigue siendo artista y el presidente procura que mantenga su oficio", dicen en el Elíseo.
Para escapar al protocolo, vive y trabaja en su casa --donde tiene su estudio de grabación-- un lujoso apartamento en un exclusivo barrio parisino y solo pasa por su despacho del Palacio del Elíseo en fin de semana. En el apartamento de Bruni es donde la pareja está inscrita en las listas electorales desde principios de enero.
Su gran logro, dicen, es haber mejorado la imagen de Nicolas Sarkozy y haber puesto fin a la etapa de lo que en Francia se llamó el 'bling-bling', la onomatopeya para referirse al gusto del presidente por exhibir el lujo en todas sus modalidades. "Estamos todas las noches en casa. Llevamos una vida tranquila", dice el presidente que, no obstante, se arriesgó a acudir el pasado jueves 29 de enero, el día de la gran manifestación en contra de su política económica, a la cena de gala presidida por Bruni y organizada en París por Sidaction con el mundo de la moda.
En cuanto a la influencia política de Bruni, que admite que era "más de izquierdas" antes de casarse con Sarkozy, sigue siendo un misterio, según el diario. Pero parece que la primera dama atrae al presidente a su universo y ambos han ido a escuchar a Leonard Cohen a la sala Olympia o a Julien Clerk al Casino de París, relata un amigo de la pareja.
Sin embargo, la primera dama tiene todavía un camino por recorrer para conquistar el corazón de los franceses. En abril un 72% la consideraba distante, según un sondeo de CSA. Para algunos analistas, tiene una imagen "un poco aristocrática" y sin las fisuras que la harían más interesante.
En el Elíseo piden paciencia. Al fin y al cabo sólo es embajadora contra el Sida desde diciembre. "Lo hace tranquilamente, a su ritmo, de manera fantástica", resume Sarkozy.
Entre los asuntos que han enturbiado recientemente su curriculum figura el 'caso Battisti', antiguo miembro de las Brigadas Rojas a quien Brasil habría renunciado a extraditar a Italia tras una supuesta intervención de la primera dama francesa que ella siempre ha negado.
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