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Antonio Banderas: «No quiero ni un duro público, porque vienen envenenados»

El actor no faltó a su cita con la gala Starlite, en el punto de mira del populismo marbellí. Y lo dejó claro: «Cada vez me gusta menos hablar de política»

El actor malagueño a su paso por Puerto Banús LORENZO CAMERO
Ana Mellado

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Tiene Antonio Banderas un don inquietante para apoderarse de su interlocutor antes de que ninguno de los dos haya abierto las botellas de agua que reposan sobre la mesa. Ya no es solo su campechanía y gracia andaluza o su mirada penetrante, sino la honestidad y convicción que destilan sus palabras. Acaba de cumplir 57 años y no se muerde la lengua con nada, aunque emana entusiasmo. En la noche de ayer, por octavo año consecutivo, presidió la gala benéfica Starlite en Marbella, con la que recauda fondos para su fundación Lágrimas y Favores.

Horas antes de enfundarse en su esmoquin, nuestro actor más internacional se acomoda en la mesa en un beach club marbellí vestido con prendas de la marca textil de su propiedad y en la que él también diseña: camisetas, jeans, gorra... Precisamente ha presentado, Starlite Shop, una nueva línea de complementos; lo mismo ha hecho la copresentadora de la gala, la modelo argentina Valeria Mazza .

Banderas hace balance de lo que ha supuesto este proyecto solidario levantado a pulso por Sandra García-Sanjuán e Ignacio Maluquer , y cuyos pilares tiemblan hoy ante el acoso incesante de la extrema izquierda que domina la política local marbellí.

«Llevo aproximadamente unos dos millones de euros recaudados. Recuerdo a chavales que me han parado por Londres, diciéndome: ‘‘Yo he estudiado con tus becas’’. Me ha pasado. He recibido cartas así en la cofradía, como la de un chico que estudiaba Arquitectura y que hizo su posgrado en EE.UU. y trabajó en el equipo de Norman Foster. ¿Cómo no me va a llenar de satisfacción eso?», declara entusiasmado, ante la mirada de decenas de curiosos que han interrumpido su almuerzo para ver de cerca al intérprete.

En la diana populista

Este año, las galas benéficas marbellíes se han convertido en la diana del acoso populista. Podemos ha arremetido contra aquellos que, con un nivel de vida desahogado, tratan de hacer la vida más fácil a los que lo necesitan. Incluso ha zarandeado los pilares de Starlite, conminándola a buscar un nuevo emplazamiento, tras el conflicto de los organizadores con el Gobierno municipal. Antes de entrar en la polémica, Banderas recalca que él no forma parte del festival, sino únicamente de la gala. «Cada vez me gusta menos hablar de política. Y no me gusta alimentar la endogamia del político, que nos está haciendo pensar que sin ellos no podemos vivir. Y sí se puede vivir. Hay un libro de Saramago , ‘‘Ensayo sobre la lucidez’’, que habla sobre unas elecciones en la que el 95 por ciento de la población vota en blanco y los políticos deciden irse de la ciudad para castigar al electorado y que digan: ‘‘Ya veréis cómo no podéis vivir sin nosotros’’. Y viven muy bien sin ellos».

Banderas subraya el esfuerzo y los millones que pusieron sobre la mesa los fundadores de la gala para levantar este proyecto. «Conozco a muchos empresarios que se habrían rendido y se hubiera marchado, pero ellos siguieron agarrados a las piedras de la cantera de Nagüeles. Desafortunadamente, Marbella no tiene minas de carbón ni de acero ni de cobre. Aquí ni hay una industria farmacéutica ni se hacen otras cosas. Esta es una tierra que vive del turismo y pretende vivir del turismo de calidad y de los servicios. Tenemos que identificar cuál es nuestro valor y hay que fortalecerlo y mimarlo».

Sara Baras, las hermanas Kimpel, Antonio Banderas, Sandra García Sanjuán y Anne Igartiburu EFE
Antonio Banderas firma el Ford Mustang antes de comenzar la gala EFE

El actor espera que la gala pueda seguir celebrándose en la capital de la Costa del Sol por muchos años más. «Le tengo un cariño extraordinario porque mi hija nació aquí y mi padre murió aquí. He pasado los mejores veranos de mi vida».

Un teatro en Málaga

Se nota que Banderas está harto de que le pregunten una y otra vez por asuntos políticos, pero no pierde la sonrisa. Su proyecto para convertir los terrenos del antiguo cine Astoria de Málaga en un complejo cultural y de ocio se encontró también con las trabas de la Administración. «Lo voy a hacer de forma privada, de una manera más pequeña y centrado solo en el teatro. No quiero ni un duro público, porque vienen envenenados. No me voy a gastar el dinero para que me den patadas en el culo. Solo quiero que me dejen demostrar que lo que tengo entre manos vale la pena. No quiero trabajar con el fuego cruzado, ni que me acusen de meter la mano en el bolsillo del contribuyente».

Antonio, que sufrió el pasado mes de enero un infarto , asegura que se encuentra estupendamente. Aunque su hermano Javier declaró durante la pasada Copa del Rey de Vela de Mallorca -competición que ganó como armador- que volvería a pasar por el quirófano, el actor lo desmiente. «El tema del corazón es una cosa mecánica que se arregló con los stents y una cosa eléctrica. Lo que yo llamo maripositas en el corazón y que tiene mucha gente. Y eso se arregla en una o dos operaciones. Yo me encuentro muy bien y los cardiólogos me dicen que no es necesaria una segunda intervención. Si hiciera falta, me la harían. Sería una operación de un par de horas y te mandan a tu casa. Es como el dentista. Pero mi hermano estaba recogiendo la Copa del Rey, no había viento y dijo esa tontería».

Sobre su actual pareja, la holandesa Nicole Kimpel , asegura que «sigue enamorado como el primer día, pero sin planes de boda».

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