La juez Mercedes Alaya «se casa» en el Gran Poder

Y eso que Alaya es una mujer muy celosa de su vida privada. «La intimidad familiar la dedico a otros menesteres distintos al trabajo. No hablamos de trabajo aunque pueda parecer extraño, prácticamente nunca lo hemos hecho, pues la parcela personal es necesario mantenerla… ¿Piensa que tras acabar mi marido y yo nuestras respectivas jornadas a las diez de la noche tenemos el más mínimo interés en resolver cuestiones de índole jurídica y económica?», dijo en un escrito.

Sin embargo, esta vez si que ha comentado a personas de su estrecha confianza su intención de volver a pasar por el altar e incluso escaparse unos días de viaje cuando pase la boda, que tendrá lugar el 15 de marzo en pleno centro de Sevilla. Acostumbrada a las macrocausas (las que instruye), la suya será una gran boda ya que, al parecer, piensa invitar a muchos amigos, algunos de los cuales han recibido ya la tarjeta. La ceremonia se celebrará en la céntrica iglesia de San Lorenzo y ante el Señor de Sevilla y luego habrá fiesta en el Palacio de los Condes de Lebrija.

Dicen que ya está volcada en los preparativos. Sobre todo con el vestido que lucirá y que, seguro, le llevará su tiempo. No en vano la juez es muy coqueta, siempre va impecable y rara vez repite modelito.Cada día luce un «look». Unas veces con faldas (últimamente casi siempre cortas) y otras con vaqueros pitillo que combina con chaquetas de color. Y siempre con su inseparable «trolley» en el que guarda el secreto del sumario. Ahora tiene otro secreto que guardar: el traje de novia.