Tras su caída en Roma, la duquesa de Alba asegura que se está recuperando bien

La duquesa se encontraba de viaje en Roma, la siguiente parada era en Nápoles, junto a su esposo Alfonso Diez, su secretaria Lola y la ayudante Marina. Hacía apenas unos días que había sufrido otro traspiés en palacio y de ahí que se la viera con un vendaje en la presentación en Madrid de la segunda parte de sus memorias. Muy delgada e igual de coqueta que cuando apenas era una jovencita, Cayetana se niega a utilizar bastón como le han indicado tantas veces, y de ahí estas caídas que se suceden como la que tuvo tras su boda con Diez y por la que se quedó sin poder hacer el viaje programado de luna de miel.

En Roma se asustaron mucho porque el dolor iba a más y lo primero que hicieron, además de avisar a los hijos, fue llamar al doctor Francisco Trujillo, que es quien se ocupa de la salud de la aristócrata. Él fue quien le operó de la espalda y también le intervino de una válvula en la cabeza. Aunque se pensó en un traslado a Madrid finalmente optaron por ingresarla en una clínica privada donde los médicos, al habla siempre con su doctor en Sevilla, decidieron intervenir quirúrgicamente. Ayer el estado de salud de la duquesa era bueno después de haber pasado una noche más o menos tranquila aunque se calcula que al menos permanecerá cinco o seis días ingresada para poder viajar a España. Como muestra de que estaba bien y para tranquilizar a sus seres queridos Cayetana habló por teléfono tanto con sus médicos como con sus hijos e íntimos asegurando que todo había ido muy bien y lamentándose de la mala suerte que había tenido.

Se espera la presencia de su hija Eugenia con quien tan unida está y más desde que Francisco Rivera solicitó vía judicial la custodia de su nieta Cayetana. La duquesa siempre ha tenido debilidad por su única hija y de ahí el apoyo que la ha mostrado tras lo que consideró una «alta traición» por parte de su exyerno.

Su presencia en Roma será el mejor bálsamo para la octogenaria aristócrata, que estaba muy ilusionada con este viaje por Italia y de ahí la tristeza enorme que hoy tiene por no poder seguir el recorrido y entender que ahora le espera un largo proceso de recuperación para poder estar en forma. A sus 87 años, Cayetana quiere vivir intensamente a pesar de los reproches que tantas veces le hacen sus hijos especialmente molestos con sus largos viajes. «Estaba feliz con este viaje con Alfonso. El último que hicieron fue a Tailandia y vino eufórica. Este accidente ha sido una lástima pero es verdad que le podía haber ocurrido en cualquiera de sus palacios como le pasó en Dueñas tras su boda», comentan sus amigos. Hoy todos están muy preocupados por la evolución de esta operación y deseosos de que regrese a casa cuanto antes. Habrá que esperar para ver si Cayetana puede estar el próximo 4 de mayo en la boda del hijo del marqués de Solís y Carmen Tello a la que había confirmado su asistencia y que tanta ilusión le hacía, tal y como había comentado por Sevilla. De poder acudir sería su primera aparición tras este percance.