«José María Ruiz-Mateos siempre ha dicho que es un pecador»
Joaquín Yvancos, el letrado que durante dos décadas representó al empresario publica un libro, para que nadie olvide Rumasa
rosa belmonte
El eurodiputado José María Ruiz-Mateos trató de impedir la primera Guerra del Golfo. Se reunió con Sadam Hussein, consiguió la mediación del Vaticano, la autorización de Israel y se reunió con Bob Dole. Este le dijo que el plan era bueno pero que la ... máquina de guerra ya era imparable. En esta y otras aventuras acompañaba al empresario Joaquín Yvancos, su abogado durante más de dos décadas y ahora azote de la nueva generación. «Mete a los seis maricones de mis hijos en la cárcel, me dijo José María y me lo dijo con testigos».
Yvancos acaba de publicar «Una familia ideal. Escándalos, traiciones y quiebras de los Ruiz-Mateos» (Espasa). «Durante 25 años, con el padre hice que el tema Rumasa no se olvidara. Durante los siguientes 25 años intentaré que el tema de la Nueva Rumasa tampoco se olvide. Es el objetivo del libro», cuenta. «Ahora han montado la tercera Rumasa. Cosa que hacen, la detecto y la cuento en el juzgado. He llegado a un acuerdo de colaboración con la Fiscalía», confiesa el abogado con pleitos pendientes, fundamentalmente porque aparecía como secretario en algunas empresas.
Más allá del cotilleo
En el libro se repasa el entramado empresarial, la ingeniería financiera, el movimiento de guerrilla (disfraces, tortazos, tartazos…). No es un libro de cotilleo. Yvancos escribe discretamente sobre la habitación fija de Ruiz-Mateos en el hotel Cuzco: «Dormía la siesta, o no dormía porque tenía algo mejor que hacer». «De todas maneras, José María siempre ha dicho que es un pecador. Eso hoy se llamaría amistades entrañables».
Yvancos se sigue tratando con Ruiz-Mateos, que padece Parkinson y demencia senil. También recuerda su mente privilegiada. «Lo admiro pero no es un panegírico. Es una persona con la que se cometió una gran injusticia, luego estuvo a punto de morir, en 2004, y fue cuando dejó la gestión de las empresas a los hijos y dinero a las hijas». En cuanto al juicio de Rumasa, la última sentencia, la de la retasación, ha confirmado la de la primera instancia. «Me decía que iba a poder devolver el dinero a todo el mundo y le dije no, que en este momento a un señor que pasa por estafador no le van a dar seis mil millones, el rescate de Grecia, solo por Galerías. Se ha venido abajo».
Señales interferidas
Supermanes aparte (idea que rechazaba), la parte del espionaje es la más divertida. Cómo dan con Amedo y van soltando información del GAL. Cómo Ruiz-Mateos, Mario Conde y Javier de la Rosa tenían la mejor información de España («se cambiaban los cromos»). Cómo interferían la señal de televisión con un «Cuatro Latas» para que apareciera la abeja en las pantallas. También captaban las conversaciones de los primeros móviles. «A Concha Velasco le regalamos la grabación de su marido poniéndole los cuernos. Y a Esperanza Aguirre otra donde Álvarez del Manzano la ponía verde». Además de sus donaciones al Opus y a los Legionarios de Cristo, reparaba conventos. Y las monjas correspondían orando. «Zoilo, ponlas a rezar», ordenaba a su hijo antes de alguna operación empresarial. Casi compra una fábrica de condones. Pero Yvancos le advirtió qué se hacía con ese látex. «Me dijo que había negocios que no eran para él, y citó los preservativos y las funerarias». Las funerarias, porque dan mala suerte.
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