Castañas, el fruto del otoño
Durante siglos formaron parte de la dieta de supervivencia. Luego acompañaron a la caza. Ahora son ingrediente principal en muchos platos
Carlos Maribona
Durante siglos, la castaña ha sido alimento básico en muchas regiones. Hasta la llegada de la patata, procedente de América, este fruto del castaño, al que muchos conocen como « el árbol del pan », formaba parte fundamental de la dieta de gallegos ... y asturianos tanto en los guisos como en los postres . Incluso después de la incorporación del tubérculo andino a la cocina europea, la castaña siguió formando parte de recetas invernales como el caldo gallego (junto al unto, patatas, berzas y habas) o su versión asturiana, el pote . Cocidas con leche, las castañas han sido siempre un postre muy agradecido en las zonas rurales del norte de España.
Las castañeras , que todavía sobreviven en muchos lugares, llevaron a las ciudades las castañas «calentitas», asadas en las brasas, eficaz remedio contra el frío invernal en las manos y a la vez sabroso bocado. Con el paso del tiempo, la castaña se fue incorporando a la alta cocina y se convirtió en compañía fundamental de las piezas de caza . Nada mejor que un puré o una crema de castañas como guarnición de una carne de corzo o de jabalí. Aunque su máximo refinamiento llegó en forma dulce protagonizando una de las mejores exquisiteces que ha dado la repostería a lo largo de la historia.
En la actualidad son muchos los cocineros que incorporan las castañas a sus platos , incluso como protagonistas principales. Entre nuestras últimas experiencias, el «Otoño en Madrid», una delicada crema de castañas asadas con caviar de boniato y helado de panceta servido por Sergi Arola en el restaurante madrileño que lleva su nombre. Los hermanos Torres , en «Dos Cielos» (Barcelona) las incorporan a otra excepcional receta otoñal, el ravioli de foie gras y castañas con caldo de tomates secos , de sabores potentes pero muy bien integrados. También hacen con ellas un peculiar brioche sobre el que presentan un civet de anguila. E incluso las emplean, junto a setas y otros frutos secos como avellanas y almendras, en un arroz. Uno de los jóvenes cocineros gallegos con más proyección, Iago Castrillón , hace en «Acio», su restaurante en Santiago de Compostela, un ajoblanco de castañas que acompaña a unos raviolis de panceta ibérica con erizo de mar.
Al ser fruto otoñal que se alarga hasta el invierno, la castaña aparece muchas veces junto a setas , y siempre en platos contundentes. Isabel Maestre , que regenta uno de los catering más renombrados de Madrid, siempre incluye en su oferta navideña una crema de castañas y hongos . Por su parte, Mario Sandoval, en «Coque», elabora un guiso de setas con foie, avellanas, uvas y puré de castañas .
Forman parte también de ensaladas y menestras otoñales junto a otros frutos de esa temporada. Así, Paco Heras , en «Llámber», un interesante restaurante de Avilés, ofrece una ensalada que combina de manera equilibrada y armónica remolacha en dos texturas, boniato, calabaza, higos, castañas, pan de especias, setas (angulas de monte y trompeta de los muertos), granada… aliñado todo con una vinagreta de piñones. En esa línea está también la menestra de invierno de Ricard Camarena , el más destacado cocinero de Valencia en estos momentos, recién inaugurado su propio restaurante. Se trata de un plato de atractiva presentación y enorme complejidad que reúne flores, frutos secos, alcachofas, brécol, col, coliflor, calsots, judías verdes, borraja, guisantes, habas… y por supuesto castañas. Unido todo con una ligera velouté hecha con aceite de escabeche y sin utilizar harina.
Como queda dicho, la castaña es también compañía fundamental de los platos de caza . Como ejemplo, el gamo con castañas y membrillo que prepara Saúl Sanz , buen especialista de la cocina cinegética pese a su juventud, en su restaurante «Treze», en Madrid. Y si lo que quieren es una versión de los guisos más tradicionales del norte de España, sin salir de Madrid, en «La Tasquita de Enfrente», Juanjo López hace un pote de castañas , plato casi desaparecido, que fue muy popular en la Asturias rural. Y remata el menú con un postre mucho más refinado: tiramisú de castañas con marron glacé .
Son solo unas muestras. Por toda la península, especialmente en el norte, encontrarán castañas en la cocina durante las próximas semanas. Y si quieren saber más de este fruto y tener a mano un atractivo recetario, no dejen de leer «El árbol del pan» (editorial Everest), del que es autor Flavio Morganti, propietario del restaurante Galileo, de Orense.
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