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Horcher, de Hermann Göring a Ferran Adrià

El restaurante favorito del mariscal de Hitler se fundó en Berlín. En 1943, su dueño se trasladó a Madrid. Hoy, la nieta nos habla de sus 110 años

Horcher, de Hermann Göring a Ferran Adrià horcher

rosa belmonte

Horcher era el restaurante favorito de Hermann Göring . El nazi sibarita tenía su propia reserva de vinos en la bodega del establecimiento berlinés. Situado en el número 21 de la Martin-Luther-Strase, había sido fundado por Gustav Horcher en 1904. Hace 110 años. El otro restaurante de referencia era Borchardt, donde el siniestro Fritz von Holstein inventó el recargado escalope que lleva su nombre. Borchardt estaba en el centro, y Horcher, en la más pija zona oeste de la ciudad.

Desde el principio estuvo especializado en platos de caza, lo que resultó útil en la época de racionamiento y escasez posterior a la Primera Guerra Mundial. El presidente Hindenburg también era cliente habitual. Y Albert Speer. En general, los ricos de Berlín y, en su tiempo, la jerarquía nazi. En 1943, Otto Horcher, hijo de Gustav, trasladó en tren el negocio a Madrid. El negocio, la cristalería, la cubertería y un exquisito estilo de restauración que ha llegado hasta hoy. Poco ha cambiado para que nada cambiara. Otto era el abuelo de Elisabeth Horcher (Madrid, 1981), cuarta generación de la familia al frente de un restaurante con el mismo éxito en Berlín que en Madrid.

Le pregunto si es verdad que fue Göring quien aconsejó a su abuelo que se fuera de Berlín. «A mi abuelo le cerraron su restaurante porque el lujo no estaba permitido, estaban en guerra. Un restaurante de estas características no tenía ningún sentido, además de que estaban bombardeando Berlín. Pidió un permiso para venir a España. Estaba relacionado con altos cargos en ese momento».

¿Y por qué España? «Porque tenía amigos aquí». En «Göring», David Irving sostiene que el personal de Horcher estaba exento del servicio militar. Y el restaurante, exento del decreto de Guerra Total de Joseph Goebbels. Pero según Frabrice D’Almeida en «El pecado de los dioses», fue Goebbels quien «obtiene el cierre del Horcher de Berlín, cuyos excesos le parecen injustificables de cara a la propaganda de guerra».

Los informes de los espías americanos en Madrid sostenían que el restaurante era una fachada del Gobierno nazi, un nido de espías. Cierto que sus mesas eran frecuentadas por tipos como Josef Hans Lazar, jefe de prensa y propaganda de la embajada alemana, o por Otto Skorzeny, una de las principales figuras de Odessa en España (red que ayudaba a los nazis a escapar a Sudamérica).

Franco no era cliente

Según Elisabeth Horcher, hay mucho de verdad y mucho de mito. «Mis abuelos no eran simpatizantes para nada del régimen de este hombre. Pero tenían que seguir viviendo. Es verdad que se veía de todo por aquí. Luego, a la gente le encanta el morbo de que era un restaurante de nazis. Era un restaurante de la época. Y venía la gente que estaba en esa época en Madrid, alemanes e ingleses». Franco no era cliente. Tampoco Leire Pajín (hace unos años se dijo que había sido increpada en el establecimiento). Sí lo es el Rey. «No te puedo decir cuándo ha estado por última vez, a ver si no va a volver». Sophia Loren y Chaplin también lo visitaron. Un restaurante al margen de la Guía Michelin. Con almohadón en los pies para las señoras, con natural exigencia de chaqueta y corbata para los caballeros.

—¿Ha venido Ferran Adrià?

—Sí. Y yo creo que le gustó.

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