Peligrosa intimidad en la cúpula del Estado francés

La agitada vida sentimental de los políticos franceses más poderosos ha estado a la vista de la ciudadanía

ABC

JUAN PEDRO QUIÑONERO

En Francia, sexo y política tienen unas relaciones «incendiarias» en la misma cúpula del Estado, bastante bien documentadas durante el último medio siglo. Su historia podría contarse a través de la evolución de las intimidades más inflamables. Es legendaria una frase de Valery Giscard'Estaing ... sobre la belleza de las piernas de una de sus ministras. Y hasta llegó a escribirse una historia sobre sus relaciones con una antigua jefa de prensa para asuntos europeos.

El fallecido François Mitterrand rizó el rizo al mantener a dos familias al tiempo: la oficial, en el Elíseo; y la oficiosa (con Anne Pingeot y Mazarine, una hija «descubierta» pasados 20 años), en otros palacios de la República. Además, mantenía otras relaciones sentimentales, la más famosa de las cuales fue con una periodista sueca madre de otro hijo.

Bernadette Chirac confesó que había sufrido mucho al considerarse víctima del éxito de su esposo entre las más bellas mujeres. Uno de sus mejores biógrafos le atribuye una larga aventura con la actriz italiana Claudia Cardinale, quien sigue residiendo en el mismo barrio donde Jacques Chirac heredó un piso familiar.

Nicolas Sarkozy, con tres matrimonios, quizá sea el más «rupturista» de los presidentes franceses. El primero, en cualquier caso, que pasó unas vacaciones con su nuevo amor, Carla Bruni, cuando aún no estaba consumado su segundo divorcio, a finales de 2007; además, paseó llevando a hombros al hijo que su futura esposa tuvo con Raphael Enthoven. Entre su segunda mujer, Cecilia Ciganer Albéniz (también fue fotografiada con Richard Attias, con quien más tarde se casaría, cuando todavía estaba unida a Sarkozy) y Carla Bruni, el presidente llegó a confesar en una rueda de prensa que había comenzado «una nueva vida» con una periodista política. Fue una historia de amor fallida.

Entre los aspirantes a sustituir a Sarkozy en la presidencia de la República son muy numerosas las historias sobre los más llamativos amoríos. Tras varios matrimonios, Dominique Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional y el candidato socialista más temible para Sarkozy, tiene fama de ser un mujeriego empedernido. Ya en la presidencia del FMI se descubrieron sus relaciones con una economista de muy altos vuelos.

El amor en otros lechos

La familia socialista también aporta en nuestro tiempo una llamativa originalidad. Otros dos candidatos a sustituir a Sarkozy, Ségolène Royal y François Hollande, hicieron carrera juntos, se casaron y tuvieron hijos, hasta que ambos descubrieron el amor en otros lechos. Hollande, en brazos de una periodista política. Ségolène en los de un empresario.

Incluso la muy conservadora Marine Le Pen, líder y heredera del Frente Nacional, partido fundado por su padre, Jean-Marie Le Pen, tiene una vida sentimental tan agitada como su madre, Pierrette Lalanne, quien decidió separarse de su marido posando desnuda para «Playboy». Marine Le Pen comenzó siendo desafortunada en amor, con dos matrimonios fallidos de los que nacieron tres hijos. Tras esa experiencia, la defensora de un orden moral muy estricto vive separada, como pareja de hecho, con el tercer hombre de su vida.

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