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Fuera de sitio

Nunca lo conté

«Todas contaban esa misma vergüenza, el mismo miedo a parecer unas exageradas, unas locas mentirosas que sacan todo de quicio. Por esos temores preferimos callar»

Fotograma de la serie 'Creedme'
Lola Sampedro

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Yo tenía ocho años y jugaba a la pelota con mis amigos en la calle, justo debajo de casa. Era una tarde normal, acababa de salir de clase y había merendado un bocadillo de mortadela o de ese foie gras más bueno que el pan. ... Chutábamos el balón cuando un hombre se acercó en un coche negro y brillante. Me llamó, «ven, ven un momento…» . Estaba cerca, en esa misma calle, la mía. Fui hacía él, ni siquiera tuve que alejarme de mi radio de seguridad, de ese lugar en el que nunca nada malo me había pasado. Aquel desconocido sacó el brazo por la ventana y metió su mano debajo de mi falda de colegiala. «¿Te gusta?». Arrancó el coche y se marchó sin esperar mi respuesta. Recuerdo mi temblor, cómo permanecí allí quieta un par de minutos antes de volver a jugar con el resto de niños, como si no hubiera pasado nada. Nunca lo conté.

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