Sumar aboga por un Estado confederal incluso «asimétrico»

Sumar abogó por construir, dentro de los márgenes que según entiende permite la Constitución, «un Estado federal o confederal, incluso con carácter asimétrico». No es la primera vez que la izquierda pone esta terminología encima de la mesa, pero lo hace en un momento delicado, con la investidura de Pedro Sánchez (PSOE) en manos de Junts, el partido de Carles Puigdemont, y esta última formación exigiendo como condiciones 'sine qua non' una amnistía por el 'procés' –algo no amparado por la Carta Magna– y la celebración de un referéndum de autodeterminación –un escenario que no contempla Naciones Unidas para el caso catalán– pactado y vinculante.

España, con el actual Estado de las autonomías, es ya uno de los países europeos más descentralizados, con una amplia cesión de competencias, entre ellas educación y sanidad, a las comunidades autónomas. La introducción de una concepción federal de la nación, defendida en el pasado por el PSOE y ahora también por Sumar, busca contentar a un sector del nacionalismo con la idea de que renuncien a la independencia de sus regiones.

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Ese «carácter asimétrico» al que se refirió este viernes el partido de Yolanda Díaz, no obstante, induce a la sospecha de que, en ese marco, regiones como Cataluña y el País Vasco podrían tener privilegios para frenar ese ansia de ruptura con el resto de España. «La Constitución nos da un montón de herramientas de descentralización, reconocimiento nacional, competencial y de construcción de un Estado federal o confederal, incluso con carácter asimétrico, que permite bastante margen», dijo Lander Martínez, diputado electo de Sumar, en Radio Euskadi.

Díaz, vicepresidenta del Gobierno en funciones y líder de Sumar, ya afirmó en campaña que los catalanes deben votar un acuerdo de «mayoría» que salga de la mesa de diálogo establecida ya la pasada legislatura, al margen del Congreso y del Parlamento catalán, entre los Ejecutivos nacional y autonómico. Con esa posición, idéntica a la del PSOE, cerró el paso a las voces de los comunes que querían recuperar el «derecho a decidir» de Podemos.

Mientras el que está llamado a ser la segunda pata de una nueva coalición al frente de La Moncloa se enreda en un laberinto, los aliados potenciales de Sánchez encarecen las pujas iniciales en su particular subasta. Solo EH Bildu, con quien hace cinco años era impensable compartir un espacio de negociación, parece dispuesto a investir 'gratis' al ahora presidente en funciones; aunque su visión se posa sobre horizontes temporales más lejanos.

La presidenta de Junts per Catalunya, la inhabilitada por corrupción Laura Borràs, avisó este viernes en una entrevista en 'Vilaweb', recogida por Europa Press, que su partido no se conformará con el traspaso de la gestión de Rodalies –los trenes de cercanías en Cataluña– ni con una mejora del sistema de financiación autonómica, como exige ERC. «¿Pretenden que nos sentemos a negociar para que nos den algo que ya nos pertenece? Entonces significa que no saben lo que significa la negociación», sentenció Borràs.

Junts insiste en sus posiciones de máximos, reforzado ahora por el recuento del voto exterior –el PSOE pierde un escaño por Madrid que va a parar al PP–, que hace que a Sánchez no le valga solo su abstención aunque se garantice antes el sí de PSOE, Sumar, ERC, Bildu, PNV y BNG. Lejos del tradicional pragmatismo de CiU y con el PDeCAT fuera del Congreso, el posibilismo del nacionalismo catalán lo ejerce ahora Esquerra; una formación con la que tampoco se pactaba nunca antes del resucitado Sánchez.

Puigdemont, prófugo en Waterloo (Bélgica) desde 2017, ya dejó claro que sus votos no se regalan «a cambio de nada» y en estos días sus principales portavoces han insistido en que todo pasa por la amnistía y el referéndum. Más allá del contenido, Junts reclama también un trato preferente, «de nación a nación», y Borràs advirtió este viernes que no aceptarán un diálogo a través de «palomas mensajeras». Sumar se reivindicó como el mejor interlocutor posible con el nacionalismo catalán, a través de Jaume Asens, pero el PSOE ya ha descartado delegar en su potencial socio las conversaciones con cualquier partido. Algo que a su vez ha provocado que el portavoz de Díaz, Ernest Urtasun, reclame hueco: «Vamos a estar ahí, en primera fila, desde el principio».

Si las tornas se han invertido en Cataluña, con ERC pidiendo el traspaso de Rodalies, el fin del déficit fiscal y el mantenimiento de la mesa de diálogo –aunque el partido anunció anoche que consultará la decisión final sobre la investidura con sus bases–, en el País Vasco ha sucedido algo similar. Bildu ya ha anunciado que votará a favor de la investidura frente al riesgo de que la derecha se imponga en una repetición electoral, mientras el PNV infla el precio. Aitor Esteban, diputado electo, dijo este viernes en Radio Euskadi que Sánchez no puede esperar «tumbado». «Se debe negociar».