Así reventaron los ultras la manifestación contra la amnistía en Ferraz
Estaban coordinados mediante teléfonos móviles y fueron increpados por varios manifestantes
Siete detenidos y 30 policías heridos en las protestas de anoche en la sede del PSOE
Madrid
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Iniciar sesiónSon cerca de las nueve de la noche. Alrededor de 1.500 personas —según estimaciones de la Policía— se manifiestan cerca de la sede del PSOE contra la concesión de la amnistía a los encausados por el 'procés'. Mientras tanto, otro grupo de unas ... 4.500 marcha por Gran Vía entre los coches hacia la concentración, al no conseguir acceder al Congreso de los Diputados y de hacer una sentada en la Plaza de Neptuno.
La intersección entre la calle Ferraz y Marqués de Urquijo está llena de gente que grita contra Pedro Sánchez. «Puigdemont a prisión» es uno de los cánticos más repetidos. La cabecera de la protesta, antes poblada por gente mayor, incluso algún niño, ha ido dejando paso a grupos de embozados vestidos de negro. Insultan a la Policía y a la prensa.
Una mujer empieza a increparles. «Sois unos nazis», les grita a pocos metros. Ella misma se interpone entre el grupo y el cordón policial, dando la espalda a este último. «¡A estos! ¡A estos es a los que tenéis que detener!», grita a los agentes al mismo tiempo que señala a los encapuchados.
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Varios de ellos intentan empujar a la señora, de unos cincuenta años, pero dos individuos con la cara destapada que dirigen a la turba impiden que sea agredida. «Son de Bastión Frontal, les conozco de hace años», comenta la mujer a ABC una vez han reventado la manifestación. «No os imagináis lo delincuentes que son», denuncia.
Isabel Peralta, una de las caras visibles de esta organización ultra (su figura tomó relevancia en medios después de hacerse viral un discurso suyo contra los judíos) se sube al quiosco que hay en uno de los extremos de la calle y empieza a hacer el saludo romano. Muchos manifestantes le responden con abucheos. También hay miembros de los grupos Hacer Nación y Democracia Nacional, a quien se escucha cantar himnos como el de la División Azul y el Cara al Sol, con la respuesta de parte de la protesta al grito de «fuera fuera».
Se encienden varias bengalas, una cae detrás de las furgonetas apostadas tras el cordón policial. La Policía empieza a tomar posiciones y saca material antidisturbios. Escudos y pistolas para lanzar pelotas de 'foam'.
Barras de hierro, botellas y adoquines
Los individuos que antes han evitado la agresión a la mujer piden a los encapuchados que esperen después de consultar sus teléfonos móviles en repetidas ocasiones. Llegado el momento, desparecen de la primera línea, y la tensión y los ataques a los agentes llegan a su grado máximo de intensidad. Luego se les volverá a ver caminando tranquilamente, una vez la protesta ha mutado en batalla campal, increpando a reporteros que toman vídeos y realizan directos desde la zona.
La turba aumenta, ahora sin órdenes de contención, el lanzamiento de objetos contra el cordón policial y la prensa. Caen barras de metal, adoquines, material de obra y botellas de cristal. Los agentes hacen retroceder a los periodistas apostados, mientras que los embozados arremeten bajo la lluvia de materiales que cae de unos metros atrás.
Consiguen separar una de las vallas dispuestas por la Policía. Y, una vez han conseguido levantar varias de estas, que antes se colocaban de tres en tres para separar el cordón de la cabecera de la protesta, alrededor de veinte antidisturbios avanzan hacia el grupo que les reta desde una corta distancia.
Los ultras retroceden, pero continúa el lanzamiento de proyectiles contra los agentes. El resto de los manifestantes, o los que quedan en ese momento, empiezan a huir por las calles aledañas. Dos primera furgonetas de la Policía avanzan desde el interior de la calle Ferraz, al mismo tiempo que los agentes cargan contra los alborotadores.
Los altercados se dividen en tres espacios. Un grupo se dirige hacia el Templo de Debod, otro hacia el fondo de la calle Ferraz y un tercero sube hacia la calle Princesa por Marqués de Urquijo. Ahora, y hasta que el operativo policial consigue disolver la algarada, los agentes persiguen a los ultras calle por calle, en escaramuzas donde llegan a incendiar varios contenedores y se repiten las detonaciones de petardos y el lanzamiento de objetos en pleno centro de la capital. Algunos vecinos bajan a la calle para apagar las hogueras con extintores, e intercambian insultos con los alborotadores.
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