El PSOE hace protagonista a Ayuso para desgastar a Feijóo

Pero tras ese sonoro batacazo, el PSOE está replicando desde hace unos días de nuevo la estrategia de confrontar directamente con Ayuso como método para desgastar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. No es que lo haga el líder regional de los socialistas madrileños, Juan Lobato, que entraría dentro de lo predecible, sino que es la dirección federal y el propio Gobierno central los que dirigen la ofensiva. Ayer mismo, sin ir más lejos, el portavoz parlamentario, Patxi López, en una entrevista en Onda Cero, calificó a la presidenta madrileña de «antisistema» y manifestó que «manda en el PP, como lo hemos visto hace bien poco, con el tema del Consejo General del Poder Judicial» señaló el exlehendakari, en relación a la ruptura de las negociaciones.

Pero hay algo primario e impulsivo. El estilo político de Ayuso y el fondo de sus aseveraciones contra Moncloa sacan de sus casillas a la dirigencia socialista desde hace tres años. Anida en ellos un sentimiento que combina la incredulidad con la angustia. No es un rival electoral más, sino un dolor de cabeza permanente. Un constante puntapié en la espinilla. Al hablar en privado con dirigentes socialistas sobre Díaz Ayuso se hace palpable una alteración emocional incontrolable que no se produce con ningún otro dirigente español. Casi ni siquiera de Vox. Para el PSOE Ayuso está en la liga de Donald Trump, Jair Bolsonaro y pocos más. «Es trumpismo puro y duro», justifica un ministro. «No nos podemos quedar callados», defiende un integrante de la Ejecutiva. «Su estrategia política tiene secuestrado al PP», completa un diputado. Eso es lo que piensa el PSOE de Díaz Ayuso y extrema el celo para hacerlo público.

En la mañana del lunes Pilar Alegría, portavoz de la Ejecutiva y ministra de Educación, comparecía en rueda de prensa -como hace cada semana en la sede socialista de Ferraz después de la reunión ordinaria de la Ejecutiva Federal- y era preguntada por las palabras de Ayuso acusando a Sánchez de «amordazar» a la oposición a imagen y semejanza, dijo la presidenta madrileña, de lo que ocurre en países como Nicaragua, donde el presidente Daniel Ortega lleva a cabo una acción represiva que ha merecido la condena de la comunidad internacional. A Alegría no le faltó en su respuesta, ni por el tono ni por el contenido, contundencia. Denunció mordazmente que «ya está bien de ayusadas» de la líder de los populares madrileños y, aprovechando la huelga sanitaria de esta misma semana en la Comunidad de Madrid, añadió que «lo que debería hacer, la presidenta de la Comunidad de Madrid, es ponerse a trabajar. Porque tiene mucho trabajo por hacer, y del de verdad» precisó, para concretar que «si enferma un niño en esta comunidad, y va a un centro de salud, no lo va a atender un médico. Para mí eso es lo importante».

Sin embargo, en el cuartel general de los socialistas debieron pensar que no era suficiente, y ya por la tarde elaboraron un comunicado oficial en el que se pedía a Alberto Núñez Feijóo una desautorización expresa de Ayuso. Un mensaje que se reforzaba con unas declaraciones grabadas (en el mismo atril en el que había comparecido Alegría apenas horas antes) de la número dos del partido, la también ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien se manifestó en estos términos: «Exigimos que el señor Feijóo desautorice las declaraciones de la señora Ayuso». Montero acusó a Ayuso de estar intentando «dinamitar la convivencia» y «torpedear la democracia» y de haber «cruzado una línea roja».

Noticia Relacionada

El Gobierno acusa a Feijóo de hacer un «llamamiento al odio»

Mariano Alonso

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, asegura que el líder de la oposición pone en riesgo «los pilares de la democracia»

Hasta qué punto esta ofensiva parte de una premisa estratégica, la de que el PSOE no tiene nada que hacer en el medio plazo ante una hegemonía del PP muy consolidada desde hace ya casi tres décadas en la Puerta del Sol (otra cosa es el Ayuntamiento de la capital, donde el mandato de Manuela Carmena interrumpió la hegemonía de los populares) es algo que nadie se atreve a confesar, pero que flota en el ambiente. Más aún cuando los socialistas creen que la confrontación con el Ejecutivo madrileño puede reportar réditos en el resto de España. Baste como botón de muestra lo sucedido ayer en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, donde la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, apuntaló lo dicho por María Jesús Montero veinticuatro horas antes, acusando incluso a Feijóo de propagar «odio». A su lado estaba la ministra de Sanidad, Carolina Darias, futura candidata socialista a Las Palmas, quien inopinadamente blandió un gráfico sobre la Sanidad madrileña (a la hora de contestar una pregunta) para aseverar que «Madrid es la antítesis de lo que hacen todas las comunidades autónomas».