La Princesa de Asturias lleva a las Infantas al Náutico
Doña Letizia se acercó a los pantalanes con las pequeñas para recibir al Príncipe, que venía de competir en la Copa del Rey
Todavía no se divisaba ni de lejos el velero en el que compite el Príncipe de Asturias, cuando Doña Letizia y sus dos hijas, las Infantas Leonor y Sofía, llegaron al Real Club Náutico de Palma para esperar su llegada a puerto tras una dura ... jornada de competición. El último tramo del camino, desde la Lonja de los pescadores, lo hicieron a pie, ante las cámaras de las docenas de fotógrafos que hacían guardia desde el pasado fin de semana esperando ese momento.
Vestidas las tres distintas —Doña Letizia con pantalones y las niñas con vestidos—, pero con el tono verde en común, a juego con la camiseta de los tripulantes del «CAM», la Princesa y sus hijas se dirigieron hasta el muelle en el que debía atracar el velero. Por el camino, la Infanta Leonor se ocupaba, sonriente, de sostenerse el vestido que el fuerte viento que se levantó por la tarde le trataba de levantar. Como suele ser habitual en los veranos, las niñas calzaban las típicas abarcas menorquinas.
Una vez en el muelle, la Infanta Leonor, atenta como siempre, intentaba distinguir en el mar el barco de su padre, mientras su hermana pequeña, Sofía, observaba todo lo que le rodeaba con curiosidad. Pronto se formó alrededor de la Princesa y las niñas un tumulto de curiosos que no querían perderse el entrañable encuentro familiar. Supuestamente, ese momento no tenía cobertura gráfica, por lo que la mayor parte de los fotógrafos profesionales se habían quedado en la puerta del Club. Pero algunos avispados que había entre el público sacaron móviles y cámaras y se pusieron morados sacando fotos y vídeos. Algunos, incluso, comentaron sus deseos de vender las imágenes a «¡Hola!». Al final, la organización de la regata facilitó fotos del encuentro, de acuerdo con la Casa del Rey, y así trató de desvanecer los deseos, cada vez más frecuentes entre particulares, de sentirse paparazzi por un día.
Ajenas al revuelo, Doña Letizia y sus hijas esperaban pacientemente la llegada del velero del Príncipe. Cuando ya identificaron el barco, las niñas exclamaron «¡Papá!» al reconocer la silueta de Don Felipe, quien les saludó con la mano, y las pequeñas contemplaron muy interesadas las maniobras que realizó la tripulación hasta que el barco quedó atracado en el pantalán. En ese momento, Don Felipe saltó a tierra, besó a las tres, cogió en brazos a Sofía y la llevó, con otro salto, hasta el velero. Acto seguido hizo lo mismo con Leonor, mientras un compañero de Don Felipe ofrecía su brazo a la Princesa para ayudarla a embarcar.
El Príncipe mostró a las niñas los entresijos del barco y las invitó a bajar a la bodega, aunque en el caso de los veleros de competición el interior del casco suele permanecer vacío, sin camarotes. Doña Letizia conversó con los compañeros de regata de Don Felipe y, entre ellos, con Jaume Anglada, quien esta tarde ofrecerá el tradicional concierto de rock veraniego que no suelen perderse los Príncipes.
Transcurrido un rato, Don Felipe y Doña Letizia abandonaron el barco y dieron una vuelta por las instalaciones, donde saludaron a viejos y nuevos amigos, hasta que el Príncipe acompañó a la Princesa y a sus hijas hasta el coche. Don Felipe regresó, ya solo, al club y Doña Letizia se desplazó hasta el centro histórico de Palma de Mallorca, donde se reunió con la Reina.
En calesa hasta Marivent
En las proximidades de la catedral, Doña Sofía, Doña Letizia y las Infantas tomaron un coche de caballos con el que, primero, estuvieron recorriendo el casco histórico y después decidieron prolongar el paseo y que las llevara hasta su residencia, el Palacio de Marivent, que queda bastante alejado del centro.
Aunque la Princesa y las Infantas llegaron a Mallorca en la tarde del pasado domingo en un vuelo regular, no se las había visto en público hasta ayer. El Príncipe, sin embargo, se adelantó un par de días para poder entrenar antes de que empezara la regata de la Copa del Rey Audi Mapfre, que empezó el lunes y termina el sábado. Esta será la primera vez que el Rey no compita, ya que la vela es un deporte duro y peligroso que requiere estar en plena forma física. No obstante, Don Juan Carlos, cuya llegada se espera en estos días, entregará, como todos los años, los trofeos de la regata.
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