Continúa el goteo de llegadas de inmigrantes a

Flujos circulares para hacer frente a la inmigración irregular. Esa es la apuesta del Gobierno de coalición, que ha explicado Sánchez durante su viaje por el continente vecino. De ruta por Mauritania, Gambia y Senegal, donde España busca establecer una hoja de ruta con estos países de origen y tránsito de las rutas migratorias, el presidente planteó la necesidad de incorporar 250.000 personas extranjeras al mercado de trabajo, para hacer frente a los costes del Estado del Bienestar.

Una propuesta que fue leída por parte de la oposición como una llamada a los inmigrantes, pero que desde el Ejecutivo defienden como la única posible para que los traslados se den de forma segura y al margen de las mafias de trata de personas. «La contribución de los trabajadores migrantes a nuestra economía es fundamental para la Seguridad Social, las pensiones... Para España la migración es riqueza, desarrollo y prosperidad», aseguró Sánchez a su llegada a Nuakchot, la capital mauritana.

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J. J. Madueño

Mientras tanto, a no demasiados kilómetros, las llegadas han continuado a las costas españolas. Canarias ha llegado a recibir 500 personas diarias durante esta semana en cayucos y miles de personas han tratado de cruzar a nado a Ceuta, antes de que Marruecos decidiera militarizar sus playas para hacer frente a la escalada migratoria.

En el ámbito político el «efecto llamada» del PSOE no ha sido la única cuestión, pues Sánchez también se habría referido a aquellos que entran de forma irregular en el país, afirmando o «imprescindible» de poner en marcha las deportaciones. Unas palabras que han levantado ampollas tanto en la oposición, a quien se ha acusado de xenófoba por planteamientos similares, como de los propios socios del Ejecutivo como Sumar o Podemos, con una línea contraria a la que se muestra dura con el fenómeno migratorio.