El PP confirma que llevará al TC la amnistía y Pons pide perdón por referirse al órgano de garantías como un cáncer
El vicesecretario de Institucional del PP había puesto en duda en un acto esta tarde que fuesen a recurrir porque eso terminaría por allanar una mutación constitucional con fallos contaminados políticamente
El PSOE cede y blinda en la amnistía todos los delitos de terrorismo del 'procés'
Esteban González Pons, esta tarde en Barcelona
Error no forzado del Partido Popular. La formación ha confirmado hoy que acudirá al Tribunal Constitucional para presentar un recurso contra la ley de amnistía cuando esté definitivamente aprobada. Pero lo ha hecho en forma de rectificación por parte del vicesecretario de Institucional del PP, ... Esteban González Pons, de unas palabras pronunciadas previamente en un coloquio en Barcelona en las que no descartaba presentar recursos ante el actual Tribunal Constitucional (TC) porque lo considera «un cáncer del Estado de Derecho» por su actual configuración.
El dirigente popular, en un acto en el Círculo Ecuestre de Barcelona, aseguraba que «en estas condiciones, que a nadie le sorprenda que el PP un día decida no recurrir nada más al TC, y que nos esperemos a que venga un nuevo tribunal», ha dicho. No precisó en este punto sí esa decisión de no recurrir incluiría la ley de amnistía, pero entonces soltó la frase que terminaría por generar la polémica: «el cáncer del Estado de Derecho en España se llama TC, presidido por Cándido Conde-Pumpido».
La reflexión no era una improvisación porque ha añadido que «si recurrimos al TC y permitimos un fallo contaminado políticamente, le permitiremos mutar la Constitución, y que este tribunal cambie una interpretación constitucional. Si no recurrimos o lo hacemos por otras vías, le hurtamos al TC de Pumpido la posibilidad de mutar la Constitución».
Minutos después, desde Génova transmitían un mensaje a los medios en forma de comunicado del propio Pons del que se podían extraer varias conclusiones. La primera es que pese a la reflexión de Pons la decisión del PP es acudir al Tribunal Constitucional: «El PP no dejará ninguna vía política, social o judicial sin explorar para evitar lo que entiende que es una medida ilegal e injusta. Por tanto, llevaremos al Tribunal Constitucional la Ley de Amnistía cuando esté aprobada de manera definitiva».
En segundo lugar, el PP no va a abandonar a la ligera y pese a este resbalón la campaña de cuestionamiento de este Tribunal Constitucional ya que «incluye a miembros del Gobierno de Pedro Sánchez y al fiscal general del Estado de José Luis Rodríguez Zapatero». También incide el PP en que hay un reparto de 7-4 «inédito en la historia» por el que «la imagen y la independencia del TC está profundamente comprometida». Pero añade Pons que «una de sus principales funciones -más si cabe en esta legislatura- es preservar el máximo respeto a las instituciones» ya que «por mucho que el PSOE las manosee, ninguna institución democrática puede darse por superada o considerarse inservible».
Termina Pons su comunicado reconociendo que «la comparación entre el TC y el cáncer no es afortunada. Quiero retirarla y disculparme de manera muy concreta con las personas que sufren o han sufrido esa enfermedad. En el PP sí sabemos reconocer un error», termina. El episodio no ha pasado inadvertido para los socialistas. Tras la rectificación popular, desde Ferraz aseguraban que el PP «no soporta ninguna institución que no controla», y tildaban las declaraciones de Pons «impropias de un demócrata».
Desde el PSOE consideran que «no hay paso atrás que disimule lo que piensa el Sr. González Pons del Tribunal Constitucional» y consideran que «no hay disculpa que pueda tapar el ataque que ha hecho a los magistrados que forman parte TC», y lo ha vinculado con una estrategia global del PP para desprestigiar al Tribunal Constitucional: «Con esta forma de pensar el Partido Popular no solo niega legitimidad a las instituciones: niega legitimidad a lo que votan los ciudadanos. La deriva populista y reaccionaria del Partido Popular es muy preocupante y peligrosa para las políticas de Estado»