Sánchez escoge Marruecos para sus vacaciones tras el giro con el Sahara y la polémica por Pegasus
El presidente aterriza en Marrakech en un vuelo regular, en un viaje que el Gobierno considera «familiar y privado»
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Después del giro histórico que en marzo de 2022 Pedro Sánchez dio a las relaciones con Marruecos, reconociendo de facto la soberanía del Reino magrebí sobre la excolonia española, el presidente del Gobierno en funciones ha realizado un gesto sin precedentes ante el país ... de Mohamed VI como es convertirlo en el primer lugar de destino de sus vacaciones. Según informaron fuentes de Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez aterrizó este martes en el aeropuerto de Marrakech en un vuelo regular acompañado por su familia. Se trataría, según las mismas fuentes, de un viaje «familiar y privado», que no contará con un agenda oficial -«nada de nada», reiteraron-, y que ha sido «costeado íntegramente con recursos propios». En principio, Sánchez se alojaría en un establecimiento hotelero de lujo. Tampoco se dio a conocer cuántos días permanecerá en el país vecino.
En la configuración del viaje habrían participado, además de Presidencia del Gobierno los ministerios del Interior de ambos países, dentro de las habituales relaciones al más alto nivel que se producen cuando se organizan viajes de las primeras autoridades del Estado. Pedro Sánchez se convierte así en el primer presidente español en pasar sus vacaciones en Marruecos. Sí han permanecido de vacaciones allí el Rey Don Juan Carlos, en 2011, tres años antes de su abdicación, que estuvo alojado durante una semana en uno de los dos palacios reales existentes en Marrakech por cortesía de Mohamed VI, y el expresidente Felipe González, que viajaba tras abandonar La Moncloa con regularidad a Tánger, donde incluso llegó a adquirir un terreno. Por contra, sí es habitual la presencia de presidentes franceses en el país del Magreb para pasar sus vacaciones, como han sido los casos de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.
El viaje de Pedro Sánchez se produce en plenas negociaciones por la investidura. Hasta el momento, el presidente del Gobierno había permanecido en Madrid con una escasa agenda pública y renunciado a su tradicional despacho en el Palacio de Marivent, en Palma, con el Rey al encontrarse en funciones. El lunes 24 de julio, un día después de los comicios, presidió la reunión de la Ejecutiva Federal de su partido en la sede socialista de la calle Ferraz en Madrid. El siguiente día presidió, como todos los martes, el Consejo de Ministros, estando en funciones. Esa misma tarde realizó su único discurso público como presidente, durante la inauguración junto al Rey del nuevo centro museístico de las Colecciones Reales en Madrid. Desde entonces su actividad ha sido oficial pero no pública, según fuentes de Moncloa. Este lunes, a primera hora, regresó a la sede del PSOE, donde despachó con algunos colaboradores y grabó un mensaje difundido ese mismo día en las redes sociales, en el que mostraba su convencimiento de poder lograr una mayoría para su futura investidura. El día anterior, domingo, contestó por escrito a una carta del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, rechazando una reunión esta misma semana, seguramente ya sabedor de su viaje a Marruecos.
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La confirmación del viaje de Pedro Sánchez fue adelantada por medios de comunicación marroquíes, que incluso avanzan que el presidente podría visitar Tetuán. Poco después fue la propia Presidencia del Gobierno la que dio cuenta de su presencia en el país vecino.
Las claves del gesto
Su llegada supone un gesto de gran importancia. Primero porque profundiza en uno de los elementos fundamentales de la política exterior que el Gobierno ha querido impulsar, como es la recuperación de las relaciones con el Reino de Mohamed VI. Segundo porque se produce después del giro histórico que el Ejecutivo hizo sobre el Sahara, al reconocer en marzo de 2022 como fórmula válida el plan de autonomía marroquí sobre la excolonia española, un planteamiento que supone reconocer de facto la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, rompiendo la línea que habían mantenido todos los gobiernos españoles desde la transición y hasta el pasado año.
Tercero porque aún está presente la crisis que originó el descubrimiento de que el programa informático Pegasus habría servido para espiar los teléfonos móviles del propio Pedro Sánchez al menos en cinco ocasiones entre octubre de 2020 y diciembre de 2021 y los de los ministros de Interior, Defensa y Agricultura, Fernando Grande-Marlaska, Margarita Robles y Luis Planas respectivamente. El caso Pegasus fue archivado el pasado mes de julio por la Audiencia Nacional, al no encontrar colaboración alguna por parte de Israel (país de origen del software) para desentrañar el espionaje del que diversas fuentes internacionales apuntan a Marruecos. Y cuarto, porque vuelve a suponer un desagravio frente a Marruecos ya que en 2018, en los primeros meses en La Moncloa, renunció a una de las tradiciones diplomáticas de los presidentes españoles, como es girar a Marruecos la primera visita oficial como presidente del Gobierno.
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