Pedro Sánchez: En busca de la tercera resurrección

No fue en la campaña electoral de julio la única vez que Sánchez estuvo contra las cuerdas. Su camino como secretario general del PSOE, cargo al que ha llegado en dos ocasiones, -2014 tras derrocar a Eduardo Madina y en 2017 tras hacer lo propio con Susana Díaz-, ha estado marcado por severos contratiempos a los que sobrevivió forjando una leyenda de líder audaz y resiliente ('Manual de resistencia' se tituló, no en vano, su autobiografía) a la que él mismo apeló en la segunda mitad de su campaña.

La primera de esas resurrecciones se produjo en las primarias contra Díaz de mayo de 2017, donde ganó contra pronóstico. Muchos le dieron por muerto tras el célebre Comité Federal de octubre de 2016, en el que su empecinamiento en sostener el 'no es no' a facilitar con una abstención la investidura de Mariano Rajoy provocó su salida de la secretaría general y un cisma histórico en el partido.

Volvió para disputar las primarias y muchos medios vaticinaron incluso que la entonces presidenta de la Junta le iba a «enterrar en avales». El escrutinio entre los militantes arrojó un contundente 50% de apoyos a Sánchez, que asestó un duro golpe a la carrera de su íntima enemiga. El enterrado pernocta hoy en La Moncloa, y la presunta enterradora cotiza al alza en el mercado de las tertulias televisivas.

La segunda vuelta a la vida política de Sánchez se produjo justo un año después. Gobernaba Rajoy y las encuestas dibujaban un vuelco histórico, con Ciudadanos en cabeza y Podemos acechando el sorpasso al PSOE. Pero la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la trama Gürtel en mayo de 2018 permitió al líder socialista otro golpe de audacia con una moción de censura que, PNV mediante, terminó con la carrera política de Rajoy y con los sueños de grandeza de Albert Rivera y Pablo Iglesias. Abrió otro ciclo político.

A todo ello -su propia leyenda, en definitiva-, apeló Sánchez en uno de los principales mítines de la campaña, el 15 de julio en Valencia. Venía de una primera semana muy mala, con poco mitin y de escasa relevancia y con el con el gran e inesperado revés que fue perder el cara a cara en televisión Feijóo.

Hablaba ante una audiencia, la de los socialistas valencianos, en estado de shock, perdidos la Generalitat y el Ayuntamiento de la capital el 28M. Preso de ese estado de ánimo, el expresidente valenciano Ximo Puig pronunció un discurso que transpiraba derrotismo. «Lo que va a pasar en España es lo mismo que pasó aquí», señaló, con Sánchez sentado en primera fila.

Quizás impulsado por esas fúnebres palabras, se subió al atril y agitó a sus seguidores. «Mi historia», dijo, es la de alguien que ha ganado «contra pronóstico». Ya no abandonó la apelación a la épica política hasta el final de su campaña, que desde ese día se intensificó, alterando incluso la cumbre UE-Celac a la que asistía como presidente de turno de la Unión, para pasar por Barcelona, Huesca, San Sebastián, Lugo y Getafe. Cinco ciudades en seis días en un sprint final solo interrumpido para asistir al debate a tres con Yolanda Díaz y Santiago Abascal en RTVE. Y en todos esos discursos apeló a su propia historia para hacer creer a los suyos en una remontada que finalmente, fue posible.

Ahora, si acaba por resultar investido, Sánchez saldrá con vida por tercera vez como en las dos anteriores. Con un discurso de oposición total al PP, al que siempre termina diciendo 'no es no'.