Los obispos catalanes se desmarcan de la oposición a la amnistía del portavoz de la Conferencia Episcopal

Tras la rueda de prensa en que dio cuenta de los temas tratados en la Comisión Permanente, -de la que son miembros varios obispos de Cataluña, entre ellos el propio presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella-, el secretario general abordó la cuestión de la posible amnistía que Sánchez habría ofrecido a los partidos independentistas catalanes a cambio de su investidura como presidente, a preguntas de los periodistas.

García Magán, que en esas comparecencias actúa como portavoz de la Conferencia Episcopal, reclamó «el respeto a la legalidad y el orden constitucional» y valoró la «normalidad democrática» con la que se está produciendo el pleno de investidura, por lo que «no parece que haga imprescindible herramientas extraordinarias», como es la amnistía. Unas declaraciones recogidas por la mayoría de los medios de comunicación.

Ahora los obispos de las diócesis catalanas, explican que García Magán en sus declaraciones «se centró sobre todo en una valoración jurídica personal del tema que ―según él― no implicaba ni negar ni apoyar a la amnistía». Sin embargo, el portavoz del Episcopado calificó la amnistía como una de las «herramientas excepcionales del ámbito del Derecho para situaciones históricas muy excepcionales», y en ese sentido recordó que en España «hubo una amnistía cuando se produjo el cambio de régimen». A ello, añadió que en «éste es el 17 pleno de investidura, que se ha producido con normalidad democrática y no estamos ante una situación excepcional que haga imprescindible herramientas extraordinarias».

Unas palabras que los medios de comunicación, de forma unánime, interpretaron como un rechazo a la amnistía. De esta forma, la única coincidencia entre las palabras del García Magán y la nota de los obispos catalanes se da cuanto plantean «que el Presidente en funciones Sr. Pedro Sánchez, aún no había puesto sobre la mesa el tema, algo que realmente se corresponde, en estos momentos, a la realidad».

Tras esta aclaración, los obispos de las diócesis catalanas señalan que «como pastores de una Iglesia que es afortunadamente plural debemos mantener una neutralidad edificante y respetuosa». Una neutralidad que, según ellos, «sólo podemos romper cuando se lesiona el derecho a la dignidad del ser humano, centro de toda la Doctrina Social de la Iglesia».

La afirmación contrasta con actos, evidentemente partidistas, que se han producido con anterioridad en parroquias catalanas, como la llamada al voto en el referéndum ilegal del 1-O o la colocación de pancartas a favor de la independencia en las fachadas de los templos.

Redundando en ese planteamiento de equidistancia, la nota plantea que «la Iglesia siempre se guía por favorecer la igualdad, la cordialidad, el diálogo y el trabajo para realizar una sociedad nueva y buena», a la par que recuerdan que «favorecer el partidismo o alabar una determinada posición no es ni bueno ni, desgraciadamente, nuevo».