Chivite necesita a Bildu para reeditar el pacto de gobierno en Navarra

Se acerca más a la barrera de los 26 la socialista María Chivite. Tiene números para reeditar el pacto de Gobierno que ha mantenido al PSN en el poder durante el último mandato: consigue once escaños, a sumar con los siete en los que se ha quedado Geroa Bai (dos menos que en 2019) y los tres de la marca de Podemos y la Izquierda en la región, Contigo.

El bloque concilia 21 escaños pero hay nueve más en la ecuación. Son los de EH Bildu, que ha subido dos en los comicios de este domingo y se convierte así en un aliado necesario tanto para la investidura como para la gobernabilidad, en un escenario similar al que se ha producido estos cuatro años. Han sido sus votos los que han permitido sacar adelante los proyectos presupuestarios del gobierno y fue su abstención la que facilitó el poder de Chivite.

Porque Bildu ha subido en el Parlamento de Navarra y en general, en toda la región. Ha sido la fuerza que más concejales obtuvo en las municipales, un total de 344, frente a los 247 de Unión del Pueblo Navarro o los 227 de los socialistas.

Además, han sido la fuerza más votada en más de 90 municipios y en total, han cosechado 8 mayorías absolutas en otros tantos ayuntamientos (Berriozar y El Baztán entre ellos) y 29 mayorías relativas. Por comparar: UPN, el partido con más votos en Navarra tanto a nivel municipal como autonómico, cosechó once de cada y el PSN, absolutas dos y relativas, un total de trece.

Pero si había un consistorio donde librar batalla era el de Pamplona, donde finalizado el recuento, EH Bildu se situaba como segunda fuerza política, a un solo escaño de UPN, que ha ganado las elecciones en esta plaza y cuenta con nueve de los 27 concejales que conforman el consistorio. El PSN se mantuvo en cinco, como en 2019; mientras el Partido Popular obtuvo dos, como Geroa Bai. Contigo, por su parte, tendrá uno.

Con estas cifras, no es descabellado un escenario en el que Chivite volviese a gobernar Navarra y facilitase a cambio que Bildu se hiciese con el Ayuntamiento de Pamplona. Sería la segunda gran plaza local de la formación abertzale, que ha ganado en Vitoria, de ahí su trascendencia.

La mayoría absoluta en el Consistorio está en 14 escaños y UPN con el PP, no suma. A la izquierda, con Bildu, sí le saldrían las cuentas. La candidata abertzale a la Presidencia del Gobierno foral, Laura Aznal, lo dejaba ya caer con el escrutinio al 90%: «Aquella fuerza política progresista que más votos tenga, la que sea más votada, es a la que le corresponde gobernar en todas las instituciones y en todos los ayuntamientos». Subrayaba así que el candidato de Bildu, Joseba Asiron, «tendrá que ser alcalde» de Pamplona, pero obviaba que en realidad, UPN le saca tres mil votos.

Chivite tardó un poco más en salir y no fue para tender la mano a Bildu. «Queremos liderar un Gobierno progresista con nuestros actuales socios y es a ellos a los que nos vamos a circunscribir para seguir hablando y conformar un gobierno», señaló. Desde Contigo, la candidata Begoña Alfaro sólo dijo que sus tres escaños lo son para un «hipotético gobierno progresista».

Otra de las voces de la jornada fue la de Uxue Barcos, que ha visto menguar el apoyo de Geroa-Bai. «El resultado no ha sido bueno, pero seguimos siendo una fuerza determinante», subrayaba con los resultados de Navarra y Pamplona en la mesa.

Peor lo tenían en Ciudadanos, sin representación también en la comunidad foral. Carlos Pérez-Nievas, que tampoco consiguió entrar en el Ayuntamiento de Tudela, -ganó UPN y Contigo es la segunda fuerza-, fue el encargado de asumir el golpe. «Es un resultado malo sin paliativos, nos convierte en una fuerza política prácticamente anecdótica en Navarra y tenemos que asumirlo como tal», señaló.

En general, la jornada se desarrolló sin incidentes reseñables en Navarra. La participación se situó en el 67, 71 por ciento con un total de 308.406 votantes, lo que implica que la abstención subió más de cuatro puntos respecto de los comicios de 2018. En total, 147.058 ciudadanos se mantuvieron el domingo al margen de las urnas y de los que votaron, un 1,76 por ciento lo hicieron en blanco (5.369 votos).

Según los datos oficiales, la participación había alcanzado el 54,41 por ciento a las seis de la tarde, lo que supone una subida de 1,48 puntos respecto de los comicios de 2019, cuando a esa hora había participado el 52,93 por ciento del censo.

La oscilación ha sido no obstante, muy desigual a nivel municipal. En Pamplona, con un 52,40 por ciento del voto en las urnas a las seis de la tarde, la participación había retrocedido algo más de medio punto.

Se dan además situaciones curiosas, como la de Castillonuevo, localidad donde en 2019 todo el censo había votado ya a las seis de la tarde. En esta convocatoria ningún vecino había depositado todavía el sobre en la urna. En el lado opuesto, Iza, Orbara y Azuelo, por ejemplo: ninguna votación a las 18:00 horas en la última convocatoria y este año, la participación supera en todas la mitad del censo.