La ruptura total de Ayuso y Sánchez sitúa la 'comisión Begoña' en el epicentro de la tormenta política

En apenas tres semanas la esposa del presidente del Gobierno está llamada a comparecer en la comisión de investigación sobre los supuestos tratos de favor que le concedió la Universidad Complutense, y el Parlamento regional está ya inmerso en una espiral de ataques políticos y personales, descalificaciones e insultos, como volvió a comprobarse ayer tras la Junta de Portavoces.

La izquierda madrileña está intentado maniobrar para que esa comisión de investigación se le vuelva en contra a Ayuso. Es su máximo objetivo. «Es un circo mediático», aseguró ayer Más Madrid, quien intenta desviar el objeto de esa comisión a toda costa y está pidiendo la comparecencia de las expresidentas regionales Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, y del expresidente del PP nacional Pablo Casado, para investigar otros supuestos tratos de favor en el pasado. También quiere que acudan a la comisión consejeros de Ayuso y el propio presidente de la Asamblea, Enrique Ossorio, para situar en el centro de la polémica al PP y a la presidenta regional.

El PP, que tiene mayoría en la Mesa y que puede tumbar las comparecencias que pidan sus adversarios si no se ajustan al objeto de la 'comisión Begoña', ya ha advertido de que todo lo que se salga de la línea marcada para investigar esa relación supuestamente privilegiada de la esposa del presidente del Gobierno con la Complutense se vetará. Los populares ultimaban ayer la lista de comparecientes que propondrán para la comisión, y no descartan que, además de Begoña Gómez, se cite también a Pedro Sánchez, aunque este no tenga obligación de acudir. Pero solo con llamarle aseguran el foco sobre él.

El PSOE de Lobato, por su parte, también estudia, en estrecha colaboración con Ferraz, su estrategia ante la comisión y las comparecencias que pedirá, sin descartar llamar incluso a Ayuso. Lobato, que se enfrenta al congreso regional de su partido en apenas tres meses y medio, sigue dando vueltas de tuerca en su oposición a la presidenta regional, sin atisbo ya de las maneras amables y respetuosas que defendía para la política hace solo unos meses. Ahora necesita el apoyo de Ferraz para seguir al frente del PSOE de Madrid y cumple a rajatabla el papel de máximo defensor de Sánchez y de su esposa en la Asamblea de Madrid, y de paso, en la misma línea que La Moncloa, recrudece sus ataques a Ayuso.

Lobato, bajo la persistente vigilancia de Ferraz, tildó de «barriobajera» a la presidenta después de que en el último Pleno llamase «mafioso, tirano, estalinista y caradura» al Gobierno de Sánchez. Ayer mismo, cargó contra Ayuso por negarse a acudir a La Moncloa y la acusó de estar «obsesionada» con Sánchez y desatender los problemas de los madrileños. A su juicio, la presidenta madrileña es un «personaje destructivo», que no sabe salir del 'Street Fighter', el mítico videojuego de peleas callejeras. Lobato anunció que el viernes, cuando estaba convocada la reunión en La Moncloa, él presidirá una interparlamentaria de su partido en Madrid para estudiar la situación.

Lobato está cumpliendo el papel de ser la voz de Sánchez en la Asamblea de Madrid y de momento ha conseguido acallar a los críticos de su partido y presumir de paz interna ante el congreso federal de finales de noviembre. Su examen llegará, previsiblemente, el 13 de noviembre, cuando Begoña Gómez está llamada a la comisión.

Esta 'comisión Begoña' ya es, en realidad, un pulso entre dos, entre el PP de Ayuso y el PSOE de Lobato/Sánchez. A los otros dos partidos, Más Madrid y Vox, solo les queda poco más que ser testigos del choque frontal que se prevé en la comisión, como epicentro de la tormenta política. Ayer, el portavoz del Grupo Popular, Carlos Díaz-Pache, animó a Lobato a exigir a Sánchez que ponga «fin a los ataques a Madrid» y «deje de estar sumiso por miedo al capo de la mafia».