La irrupción flúor de una cadena de colchonerías mancha fachadas protegidas
Las críticas estéticas de los vecinos han destapado que al menos dos de las 13 tiendas de la marca en la capital incumplen la normativa tras reformar el bajo sin respetar el color original del inmueble
Madrid
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Iniciar sesiónAntonio Giraldo comparte hilos de calamidades urbanísticas en Twitter con sus más de 43.000 seguidores y, hace poco más de un mes, recibió una mención por un caso inusual: el verde flúor y discordante de una tienda de colchones en el corazón de la ... capital. «Crimen en la calle de San Bernardo», era una de las críticas en la red de los 280 caracteres. «Son las tiendas más horrorosas de Madrid», comentaba otro usuario, «es la peor lacra que le ha pasado al urbanismo madrileño», añadía un tercero, «están surgiendo como champiñones»... «La nueva pandemia en Madrid se llama Factory Colchón».
Giraldo, que es geógrafo, urbanista y coordinador de Sostenibilidad en el PSOE, buceó en el geoportal urbanístico del ayuntamiento para comprobar si el color fosforito incumplía la normativa. El local de Factory Colchón abierto en el edificio de la calle de San Bernardo, 66, construido en las décadas de los 70 y 80, está en orden. «No parece que incumpla ninguna normativa, más allá de lo estridente», reconoce Giraldo. Sin embargo, las tiendas de Bravo Murillo, 300 y Santa Engracia, 66 son diferentes: las dos manchan inmuebles protegidos.
Según los planos municipales que ha revisado ABC, el edificio de Bravo Murillo no cuenta con ningún blindaje patrimonial —no es BIC (Bien de Interés Cultural) ni BIP (Bien de Interés Patrimonial)—, aunque sí con una protección urbanística de nivel 3 parcial por pertenecer al Conjunto Histórico Villa de Madrid Cerca y Arrabal de Felipe II. Tres cuartas partes de la fachada corresponden al «área arquitectónica protegida», que afecta tanto al número 300 como al 298 de Bravo Murillo, y a un pedacito de las calles del Roble y Balsaminas. Giraldo ha comprobado que el inmueble de Santa Engracia posee el mismo blindaje parcial, «lo que incluye unos criterios de intervención concretos sobre su fachada entre los que no está, salvo autorización expresa (y de existir, debe justificarse), la posibilidad de hacer esto», tuiteó este sábado.
¿Normativa urbanística que prohibe utilizar sobre una fachada de un edificio protegido los colores que a uno le plazcan? ¿dónde? ¿qué es eso?
— Antonio Giraldo (@giraldeo) December 7, 2022
Ay Madrid, qué disgustos me das a veces.
(Foto de @isragonza84 ) pic.twitter.com/dftRG96G3F
El texto que regula el urbanismo capitalino, el Plan General de Ordenación Urbana de 1997, establece que las obras de restauración acometidas en los edificios protegidos deben seguir varios preceptos. Entre ellos, «las texturas, técnicas y colores de los acabados, especialmente de los exteriores, serán los originales de los edificios». Por ahora, en el Área de Desarrollo Urbano del consistorio «no consta ninguna denuncia» sobre los establecimientos de Factory Colchón, aseguran fuentes municipales. La semana pasada, sin embargo, la asociación vecinal Cuatro Caminos Tetuán remitió un escrito al ayuntamiento por el local de Bravo Murillo.
Hemos presentado a través de la @asocvec4Ctetuan denuncia al Ayuntamiento por el destrozo que Factory Colchón ha hecho en Bravo Murillo 300 protegido de nivel 3 (parcial) siendo su fachada y escalera elementos de protección y restauración obligatoria. (Va hilo) pic.twitter.com/rRZJ6CDlPB
— Patrimonio de Tetuán (@PatrimonioTetu1) December 14, 2022
El edificio neomudéjar popular se erigió en 1925 y más tarde se reformó al estilo modernista, pintando la fachada en un tono salmón. En 2022, el bajo se ha transformado en verde fosforito. «Esta intervención incumple claramente el artículo 9.2 de la Ordenanza Reguladora de la Publicidad Exterior en cuanto a su integración en el ambiente urbano, su correcta armonización con el entorno y la ausencia de interferencias en la contemplación del bien protegido», lamenta el Grupo por la Protección del Patrimonio de Tetuán, que exige que «se inicie el procedimiento disciplinario correspondiente» y «se someta [la reforma] al dictamen de la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico-Artístico y Natural (CPPHAN)».
Inspeccionar la pintura
A principios de este mes, la Agencia de Actividades del ayuntamiento solicitó a la Junta de Distrito de Tetuán la declaración responsable de la reforma en Bravo Murillo. En lugar de la licencia, que tiene que sortear engorrosos trámites burocráticos, la declaración responsable es un manifiesto de que las obras cumplen con la normativa vigente. Aún así, «la pintura no venía en el proyecto de reforma presentado», indican fuentes municipales. El documento ya está en manos de la agencia; ahora «falta que el titular comunique el final de las obras para poder hacer la visita de comprobación por parte de los servicios técnicos» y «verificar el cumplimiento en materia de patrimonio».
Mientras tanto, el escaparate chillón de Factory Colchón sigue brillando en las 13 tiendas que la cadena ha abierto en Madrid, la última, la semana pasada, en la calle de Orense. Y otras diez en el resto de la región, en municipios como Móstoles, Alcorcón y Fuenlabrada. La marca, fundada en 2004 en Valencia, se granjeó cierta fama por un anuncio radiofónico en el que un imitador de Torrente —el personaje casposo de un policía machista, racista y alcohólico— exclama: «Uy, he tenido una pesadilla, he soñado que me ponía a dieta, menos mal que con Factory Colchón descanso como un rey». Las estrategias de marketing también se critican en redes.
¿Dónde se pueden denunciar los daños cerebrales producidos por los anuncios de la radio de Factory Colchón?
— Leyre Valiente (@LeyreValiente) December 23, 2022
Esta expansión verde da pie al debate, más allá de las colchonerías que ocupan inmuebles protegidos. «Madrid siempre ha tenido una normativa muy laxa con los zócalos comerciales», explica el presidente de Madrid Ciudadanía y Patrimonio, Alberto Tellería, en contra de esta mano abierta con los escaparates que desemboca en lo que él llama «erosión progresiva». «Lo hace uno, luego el otro... el paisaje va cambiando y cuando te quieres dar cuenta dices: "Qué horroroso está esto". Luego miras hacia arriba y dices: "Pero bueno, si estos edificios son bonitos". Urge una normativa para no destruir la imagen de la ciudad», insiste.
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Este diario ha intentado contactar con la empresa, sin éxito. Las declaraciones responsables las «tramitan oficinas privadas y autónomas y a veces no se percatan de que incumple la normativa», puntualiza Tellería. Como no existe una revisión de oficio por parte de la administración, estos casos se destapan a raíz de las denuncias vecinales. Los técnicos municipales visitarán Bravo Murillo, 300 en las próximas semanas y, si concluyen que infringe las normas, obligarán a Factory Colchón a recuperar la traza original. Y Madrid tendrá una fachada flúor menos.
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