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MENTIDERO

El matrimonio Pombo, gente que brilla, y la prosa poética de Tomás Páramo

Para entrar en la fiesta de la Casa de las Alhajas tuve que ponerme gafas de sol

El Palco de la Moncloa, el abrigo chequista de Albares y el libro de la marquesa de Cubas

Gato Magerit

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Para entrar en la fiesta de La Roche Posay tuve que ponerme gafas de sol. Era tal el reflejo que desprendía la luz cegadora en la puerta de la Casa de las Alhajas, en San Martín, que a todo el mundo le brillaba la cara. ... Deslumbraban como un eclipse de salud y bienestar; un cutis, una tez, un absoluto destello de guapura que a cualquiera que no estuviera embadurnado de ese elixir de la eterna juventud le hacía sentir fea, vieja, gorda y todas esas cosas terribles que le pasan a la gente normal.

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