El diagnóstico de la Puerta de Alcalá: actuar «inmediatamente» para frenar su gran deterioro

El diagnóstico de los expertos del Ayuntamiento de Madrid, en colaboración con los especialistas en materiales pétreos del IPCE, es que la Puerta de Alcalá debe restaurarse ya. «Requiere de una actuación inmediata, profunda, completa, que cumpla las recomendaciones y protocolos establecidos en materia de conservación del patrimonio cultural», anunció este miércoles el director de Patrimonio Cultural de Madrid, Luis Lafuente, en la sala de prensa del palacio de Cibeles. Pocas veces la habitación ha estado tan llena, mientras dos televisores mostraban recreaciones de la Puerta de Alcalá por sus cuatro costados y los periodistas tomaban nota de las conclusiones tras casi un año de estudio de su piedra centenaria.

La restauración de la icónica obra, levantada en 1772 y diseñada por Francisco Sabatini bajo las órdenes de Carlos III, se acometerá 30 años después de la última —más allá de limpiezas superficiales—, realizada en 1992. El deterioro es importante. A la intemperie, la puerta está expuesta a multitud de patógenos: climatológicos (lluvia, nieve, viento, insolación), biológicos (líquenes, excrementos de aves, microorganismos) y circunstanciales (contaminación del tráfico, aerosoles y residuos orgánicos procedentes del vecino parque del Retiro). El óxido ataca sus partes metálicas y algunos productos utilizados en anteriores intervenciones retienen sales dañinas para la piedra.

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Este cóctel de agentes perjudiciales ha pulverizado el granito, que en algunos puntos de la zona superior presenta riesgo de desprendimiento, y ha agrietado los grupos escultóricos, las partes más deterioradas del monumento. La cubierta de plomo, la lámina que tapa el techo de la Puerta de Alcalá, carece de ventilación y guarda humedades. «En todo caso, nada que no pueda ser solucionado mediante una adecuada restauración», afirma Lafuente. Esos trabajos comenzarán dentro de un mes, con un plazo de ejecución de un año, y ya cuentan con su respectiva partida presupuestaria, reflejada en las cuentas municipales para 2023: 2.613.255,79 euros.

Este mismo jueves, la Junta de Gobierno tramitará de urgencia la adjudicación del contrato para la «actuación inmediata» sobre la Puerta de Alcalá. Se trata de una «actuación prioritaria» del Área de Cultura, Turismo y Deporte, dirigida por Andrea Levy (PP), que el pasado julio escondió el monumento bajo una lona serigrafiada, una réplica exacta de la puerta que permanecerá ahí, si no hay imprevistos, hasta finales del próximo año. La radiografía de los daños de la puerta, sin embargo, había empezado meses antes.

El principio fue simple. Los técnicos se elevaron en una grúa para observar de cerca los daños superficiales. Entre julio y noviembre, el vuelo de drones permitió generar modelos tridimensionales y precisos de la Puerta de Alcalá, mientras los expertos buceaban en los archivos históricos y recopilaban información de materiales, intervenciones anteriores, productos y técnicas empleadas a lo largo de sus casi 250 años de vida. Más de 90 ensayos, decenas de tomas de muestras para examinar en laboratorio, diferentes pruebas de limpieza..., todo documentado en exhaustivas fichas. Meses después, los expertos han prescrito su medicina.

«¿Por qué está en esta situación en la actualidad? Porque está en un entorno urbano, al aire libre, expuesta a los agentes exteriores de deterioro y próxima al Retiro, lo que también genera daños y es un ambiente contaminado. ¿Esto lo podemos evitar? No, no es una pieza de museo y tendrá que convivir con ello. ¿Qué tenemos que hacer? Mimarla y cuidarla todo el tiempo que nos competa y pasar el testigo a las generaciones futuras», resume la conservadora-restauradora del IPCE, Ana Laborde. Aunque el deterioro es inevitable en mitad de una arteria madrileña como la calle de Alcalá, el objetivo es garantizar la supervivencia del monumento homónimo durante varios siglos más.

El listado de actuaciones incluye la reconstrucción de la cubierta de plomo, que empezó a dar problemas en 1869 y se ha retocado desde entonces, hasta 1992, cuando se sustituyó completamente. También se retirarán los elementos metálicos corroídos, se asegurarán los pedazos que amenazan con desprenderse y se completarán las esculturas de piedra caliza, entre otras cosas. Las cicatrices de las guerras y las huellas de bala y proyectiles se conservarán en la enésima intervención -las demás datan de 1869, 1872, 1904, 1959, 1973, 1974, 1979, 1992, 1997 y 2014- de un monumento con los máximos niveles de protección y testigo de cinco episodios bélicos y un atentado.

La Puerta de Alcalá recibió en julio de 2021 su último reconocimiento: está enclavada en el Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco. Este título de honor, que comparte con otros 1.120 bienes excepcionales repartidos por el planeta, implica que el Ayuntamiento de Madrid tiene deberes pendientes en el entorno. Por ejemplo, elaborar un estudio de movilidad para reducir el tráfico en la zona y paliar la contaminación que también aflige a la Puerta de Alcalá. En cualquier caso, «muchas de sus lesiones son totalmente irreversibles», reconoce Lafuente.

No hay campana de cristal para proteger al monumento del desgaste y «cerrarlo para que no le pase nada es impensable», sostiene Lafuente. La solución es quirúrgica y, de acuerdo con la Ley de Patrimonio Histórico, solo tiene sentido si la puerta sigue abierta para el disfrute de los ciudadanos. El siguiente paso será monitorizar su evolución y programar trabajos de mantenimiento para que continúe, como hasta ahora, viendo pasar el tiempo.