Crece el 'ruido de sables' en el PSOE de Madrid con el objetivo de sumar un millón de votos para ganar a Ayuso

El líder socialista madrileño se la juega en los próximos meses. El congreso federal está previsto para primavera, aunque algunos creen que se adelantará al otoño. Justo después serán los congresos regionales y ahí se examinará Lobato, quien cuenta con unos meses por delante para demostrar a Ferraz que posee capacidad suficiente para ganar a Ayuso en 2027.

Lobato insufla ánimos a los militantes socialistas desde su cuenta en las redes sociales: «#Apor2027». Y añade su fórmula: «Con sensatez y proyecto!!» El secretario general del PSOE madrileño no se siente cuestionado dentro de su partido y está convencido de que llegará a 'vivo' a las elecciones autonómicas de 2027, pero no todos comparten ese optimismo. «Hay una operación contra Lobato desde Ferraz», asegura un antiguo dirigente del PSOE madrileño. «Ferraz siempre ha manipulado al partido en Madrid y siempre culpa al candidato de unos malos resultados que son su responsabilidad». Leguina resumía esa idea en una frase: «La Federación Socialista Madrileña (ahora PSOE de Madrid), tan lejos de Dios y tan cerca de Ferraz».

En cualquier caso, el 'ruido' interno existe y los resultados en las últimas elecciones europeas no han ayudado a aplacarlo. Los datos de Madrid se han mirado con lupa. En el conjunto de España, un 30,18 por ciento de votos, en Madrid, un 28,15 por ciento. Y otro dato que no ayuda al optimismo: en todo el país, los socialistas han retrocedido 2,68 puntos respecto a las anteriores europeas, mientras que en Madrid han sido 4,15 puntos. La mejor noticia para Lobato fue el hundimiento de Más Madrid, que en la práctica le sitúa a él como referente de la oposición frente a Ayuso, algo que no es consuelo en buena parte del PSOE madrileño: «El PSOE no puede conformarse con eso, tiene que salir a ganar y sigue muy lejos».

Los 782.000 votos de las europeas saben a muy poco en el PSOE madrileño. Y los 614.000 de las últimas autonómicas están a años luz del objetivo: «Tenemos que llegar al millón de votos para gobernar». Se ponen dos ejemplos: el de Josep Borrell en las europeas de 2019 (1.043.000 votos) y, por aproximación, el de Ángel Gabilondo en las autonómicas de ese año, con 884.000 votos, que le llevaron a ganar las elecciones.

En Ferraz, y en el sector más oficial del partido, se vio con máximo recelo el intento de Lobato de marcar un perfil propio dentro del PSOE y tomar cierta distancia del sanchismo puro y duro. Sus declaraciones críticas sobre la amnistía, a principios de año, y el acercamiento al PP de Ayuso, con el que logró algún acuerdo en la Asamblea, fueron las gotas que colmaron el vaso, y el ruido interno empezó a ser mayor.

«Sánchez es el primer activo del partido también en Madrid. Cuando se presenta él consigue mejores resultados que los demás en esta región», apuntan desde el sector sanchista madrileño. En las elecciones generales del año pasado, Sánchez, como número uno del PSOE en la circunscripción de Madrid, rozó ese millón de votos ansiado: en concreto fueron 993.870 votos, casi 400.000 votos más que los que logró Lobato un par de meses antes. «Si se quiere ganar en Madrid, no hay que desmarcarse de Sánchez ni parecerlo, sino todo lo contrario», avisan fuentes socialistas en la Asamblea, con los resultados electorales en la mano. «Aquí no hace falta un discurso propio, porque el que da más votos es Sánchez», concluyen. El argumento lógico siguiente es que hace falta una oposición regional contra Ayuso tan hostil como la que practica Sánchez desde La Moncloa, y no de mano tendida, como la que había mantenido Lobato hasta hace apenas unos meses, cuando su cuestionamiento interno empezó a crecer.

La mayoría absoluta de Ayuso en las urnas ya había hecho reaccionar al PSOE, al encontrarse con un 'animal' político que hacía una oposición directa y firme contra Sánchez desde la Comunidad de Madrid, sin apenas contestación por parte del Gobierno, o por lo menos del mismo nivel. «Ayuso llevaba mucho tiempo sin tener una respuesta desde el Gobierno, y ahora se ha encontrado que Óscar Puente y con el delegado del Gobierno, desde dentro de la Comunidad de Madrid, le plantan cara por fin de la misma manera», explican fuentes socialistas.

Precisamente, el delegado del Gobierno de Sánchez, Francisco Martín, ha adquirido un protagonismo político que ha llegado a eclipsar a Lobato dentro de su partido. Martín tiene muy buenas conexiones con La Moncloa: de hecho, fue secretario general de la Presidencia y trabajó en el gabinete de Félix Bolaños, otro nombre que está en las quinielas como posible futuro candidato. En Ferraz también causa simpatía evidente el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, que compitió con Lobato por las primarias del partido y perdió. Algunos no olvidan que a Lobato se le consideraba 'susanista' en las primarias generales frente a Sánchez, aunque ya sea agua pasada. Otros también recuerdan que Ayala era más próximo a Patxi López, pero el ex lendakari está totalmente integrado en el núcleo sanchista.

Los lobatistas toman buena nota de todos los movimientos que se hacen desde Ferraz y en concreto de la última campaña «diseñada» desde allí, con dos actos electorales importantes en Fuenlabrada, incluido el mitin de cierre, que dio foco al alcalde. «La campaña la hace Ferraz, si el resultado no es bueno, alguna responsabilidad tendrá», advierten. Fuentes próximas al actual líder socialista madrileño subrayan que, sea cual sea la intención de Ferraz, Lobato no se rendirá, dará la batalla y tratará de defender su proyecto hasta el final.