El conductor del atropello mortal de Neptuno, a los agentes: «Lo que me ha pasado es que no estoy acostumbrado a beber»

Así lo ha ordenado el juez, tras examinar todas las pruebas recabadas. Entre ellas, las de alcohol y drogas recogidas en sangre, que han arrojado un resultado demoledor: el conductor, de origen español, ha dado 1,89 gramos por litro de alcohol en sangre, lo que supone casi cuatro veces el límite permitido al volante; y también ha resultado positivo en drogas.

El atropello tuvo lugar el pasado viernes, hacia las tres de la madrugada, después de que el conductor perdiera el control de su vehículo en dirección a Atocha y se estrellara contra la marquesina de la EMT. A consecuencia del brutal impacto, uno de los arrollados, de 25 años, moría allí mismo, mientras que un segundo tuvo que ser trasladado con preaviso al hospital aquejado de fracturas múltiples en tronco y piernas. Un tercero que volvía a casa de trabajar pudo apartarse a tiempo y resultó ileso.

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El conductor iba acompañado en el turismo de otro varón, que también salió ileso; avanzaban a más velocidad de la permitida, y según los primeros datos recabados por los efectivos de la Comisaría de Policía Judicial de Tráfico, es probable que regresaran tras una cena de Navidad. El turismo tenía todos los papeles en regla. En total, será acusado de cuatro delitos, homicidio por imprudencia grave, lesiones graves, conducción temeraria y conducción bajo los efectos del alcohol y drogas.

Cabe recordar que en España está permitido circular con una tasa que no supere a los 0,5 g/l de alcohol en sangre, lo que quiere decir que el detenido prácticamente la cuadruplicaba. Una cantidad, la de 1,89 g/l, que en aire espirado alcanzaría la mitad, alrededor de 0,90 miligramos por litro, según las fuentes policiales consultadas. Conducir con una tasa de alcohol superior a 0,60 mg/l en aire espirado o 1,2 g/l en sangre se considera ya de por sí un delito contra la seguridad vial.

Tras el atropello, los Bomberos del Ayuntamiento estabilizaron el vehículo y procedieron a sanear los daños de la marquesina, que al día siguiente amaneció vallada y sin la mitad de los cristales. En ese mismo punto de la plaza de Neptuno, otro joven de 15 años ya fue arrollado mortalmente por un vehículo que también circulaba a alta velocidad mientras esperaba junto a su padre.

«El 9 de diciembre de 2016, un desalmado arrebató la vida de mi querido hijo Iván, que tenía 15 años. Le mató porque conducía habiendo consumido cocaína, alcohol y psicotrópicos, y a una velocidad que triplicaba la máxima permitida. Iván estaba esperando en la parada del autobús y le arrolló», señaló entonces la madre del adolescente. La mujer denunciaba que «cuatro años no eran suficientes» para un hombre que conducía un coche robado, dio positivo en alcohol y drogas y circulaba a 130 kilómetros por hora por el paseo del Prado.

Iván fue embestido por un conductor con una ficha de 34 folios de antecedentes policiales. Ocho años después, el contexto en este punto negro de Neptuno es diferente, pero las consecuencias dejan de nuevo otro doloroso final.