Ayuso propone un «pacto por la Navidad», para «recuperar la cultura religiosa»

La escena tradicional está este año salpicada, en la Puerta del Sol, de escenas curiosas: una reproducción de uno de los milagros de San Isidro, viviendas destruidas en homenaje a las víctimas de la guerra de Ucrania, y un misterio escondido en una gruta a la que sólo se llega al final del recorrido, serán algunas de las sorpresas que se encuentren quienes visiten este Belén de la Real Casa de Correos.

Frente a él, la presidenta Díaz Ayuso ha recordado el espíritu cristiano de las fiestas, más allá de las vacaciones y los regalos: «Si Dios se hizo hombre, es que hombre es lo mejor que se puede ser», señaló, parafraseando a Julián Marías, para añadir a continuación que eso es «considerar cada vida humana como algo precioso, insustituible, y que nadie está de más y ninguna vida vale menos ni merece menos ser vivida».

En su intervención, ha defendido «la familia, que se declara sagrada», y ha recordado que «la historia de España no se explica sin su raíz cristiana». Un mensaje, el cristiano, que «se tenga o no fe, es el que impregna nuestra forma de vida», con valores como «la tolerancia, la ayuda a los vulnerables, la dignidad de la mujer o el respeto a la vida humana». Y se preguntaba a continuación: «¿O vamos a renunciar a ese legado, que lleva en sí lo mejor de nosotros?«.

Por eso, ha propuesto «un pacto por la Navidad, recuperar la cultura religiosa, que es inseparable de la cultura en mayúsculas de la que venimos y que necesitamos para saber a dónde ir».

El Belén de la Real Casa de Correos se asienta sobre una plataforma de 155 metros cuadrados, y cuenta con 310 figuras de artistas como Mayo, Guilloto, Olot y Almansa. Las visitas podrán realizarse desde hoy hasta el próximo 8 de enero, de forma gratuita.

Además, en el Patio de la Real Casa de Correos habrá conciertos de villancicos, que sustituye este año a la plaza de Pontejos, al encontrarse esta en obras. Y en la Casa de Postas se ha vuelto a abrir el bosque de los deseos, donde los madrileños podrán depositar, en una docena de abetos artificiales, sus mensajes y deseos para el nuevo año.