La juez archiva el «caso del espionaje» al no acreditarse el delito de malversación

La juez también ha acordado que no concurren «indicios de la presencia de ánimo de lucro, imprescindible en los tipos penales de malversación».

En el auto se indica que no se ha podido determinar el origen de los «partes» escritos a máquina en los que se hacía constar los movimientos de Cobo y Prada, «siendo su contenido poco concreto y su redacción poco profesional». Tampoco se ha podido determinar «con claridad suficiente» la realidad de los seguimientos por los posicionamientos de los teléfonos, aunque se produjeron «coincidencias» de lugar de algunos aparatos con el contenido de los partes.

Además, la juez pone de manifiesto que «seguir a una persona no constituye infracción penal alguna», salvo que la información obtenida se utilice para fines como coaccionar, chantajear, amenazar, secuestrar, etc.

Este procedimiento arrancó el pasado mayo, cuando la juez incoó unas diligencias previas por un presunto delito de malversación de fondos públicos en relación con la denuncia presentada por Cobo el 29 de febrero de 2009. La «mano derecha» de Alberto Ruiz-Gallardón denunció haber sido víctima de vigilancias entre abril y mayo de 2008. En las diligencias se sumó la denuncia presentada por el ex consejero Alfredo Prada ante la Fiscalía de Madrid. Los seguimientos en los que aparecen las notas manuscritas sobre matrículas corresponden a las contravigilancias realizadas sobre Prada en mayo de 2008 en Chinchón, donde tuvo una reunión con su equipo, y el 23 de mayo a Brea del Tajo.

El consejero de Justicia e Interior, Francisco Granados, ha mostrado esta tarde su «absoluta satisfacción» por el auto, y ha invitado a los tres principales denunciantes (Manuel Cobo, Alfredo Prada y Carmen Rodríguez Flores) a «pedir disculpas» ya que considera que sus denuncias no han tenido otro objetivo que minar al Gobierno de la Comunidad de Madrid y, sobre todo, a su presidenta, Esperanza Aguirre. El secretario general del PP madrileño, además, ha pedido a Prada y Rodríguez Flores que «por dignidad» abandonen su acta de diputado en la Asamblea de Madrid y se dediquen a «vivir de otro cosa».