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GATOS QUE FUERON TIGRES

Alberto García-Alix, el ladrón de instantes

Cada foto que hace quiere decir una frase, algo que siente y que se escapa al horizonte

Isaac, el alma de Lady Pepa

Alberto García-Alix, en Sevilla, el año pasado MAYA BALANYÀ
Alfonso J. Ussía

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Hay veces que la memoria conviene recordarla en vida, antes de que acabe y empiece a ser el último hueco por rellenar. Por eso, el gato de hoy no fue tigre, sino que lo es: Alberto García-Alix. El fotógrafo es un Madrid de esquina ... a esquina. De todas sus fotos. De todas sus miradas; a veces sucia, otras bruta, primitiva, pero siempre tierna y sutil, aunque al mirarlas uno vea las cicatrices. Como si eso de hacer fotos fuera, más que un retrato, un instante quieto que no volverá.

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