Esta Semana Santa se venderán en Madrid 3,6 millones de torrijas

Los pasteleros llaman a este dulce la «reina» de la Semana Santa. Y eso que, poco a poco, se están haciendo hueco las monas de Pascua que aquí, en la comunidad madrileña, suelen ser hornazos y huevos de chocolate. Otro dulce que toma cuerpo en Semana Santa es el pestiño, aunque éste es típico de Madrid –como la leche frita y los bartolillos– en cualquier época del año.

Las torrijas de «toda la vida» se hacen a base de pan del día anterior, leche, huevo, azucar y canela . Muchos prefieren las de vino (en lugar de la leche) o las de almibar, bastante más empalagosas. Para gustos se han hecho ... las torrijas.

La «nueva cocina» intenta variaciones en este postre centenario y en algunos fogones se preparan con sabor a naranja, a limón e, incluso, a frutas tropicales. De momento, con poco éxito.

El origen de la torrija se remonta a finales del siglo XV cuando se empezó a elaborar en palacios y conventos. Luego pasó a ser un postre casero que tenía como principal objetivo aprovechar el pan que se había quedado duro. El pan era sagrado y no se tiraba. Qué mejor que hacerlo rebanadas, bañarlo en leche, pasarlo por el huevo y freir en sarten con abundante aceite. El toque final, un revolcón por una mezcla de azúcar y canela molida.

En Madrid capital hay sitios emblemáticos para degustar torrijas. Ahí está «Lhardy» , al principio de la Carrera de San Jerónimo; la «Antigua Pastelería del Pozo », en la calle del Pozo, 8; «El Riojano» , en Mayor, 10; «La Mallorquina» , en la mismísima Puerta del Sol y «El Anciano Rey de los Vinos», en Bailén, 19. Para «cum laude» también están las que se elaboran en la pastelería «Ruiz» , calle Sánchez Barcaíztegui, 7 o en la de «Saúl», ubicada en la calle Arturo Soria, 189. Buen provecho.