Pesadilla de antígenos antes de Navidad: «Es imposible, hay que levantarse a las 7 y hacer cola»
A las hileras en las farmacias para conseguir el autotest gratuito de la Comunidad se suman las largas esperas en los hospitales de todos los madrileños que desean recibir un diagnóstico previo a las fiestas y las reuniones
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Iniciar sesiónEn la recta final para Nochebuena , la familia entera se ha contagiado. Los cinco esperaban este jueves en la cola interminable que daba la vuelta a la manzana del hospital de La Paz para confirmar los hechos. José Carlos dio positivo el ... martes, después de encontrarse mal y acudir a Urgencias. Ana tiene síntomas desde hace unos días. A sus hijos, el mayor de 12 años y los dos mellizos de 9, les subió la fiebre la noche anterior. «Sabemos que vamos a dar positivo, pero queremos hacerlo de manera oficial, por eso venimos todos», cuenta la madre, tras 50 minutos de espera. Aún tenían una treintena de personas por delante.
Madrid se ha convertido en una cola kilométrica. Largas colas en los centros de salud, en las farmacias y en los hospitales. A la vacunación infantil y las terceras dosis contra el Covid-19 se ha añadido esta semana el furor por conseguir los codiciados test de antígenos que reparten de forma gratuita las 2.910 farmacias de la región. Miles de madrileños han salido a las calles antes de las fiestas navideñas y las reuniones familiares para toparse con una pesadilla por la demanda masiva y los problemas de abastacimiento .
El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha comprado 12 millones de test : 6 millones de unidades corresponden a las boticas y otros 6 a los hospitales y ambulatorios. Aunque estos últimos solo realizan pruebas a las personas sintomáticas , eso no ha evitado una avalancha de ciudadanos sanos y sin un ápice de tos congregados a sus puertas para saber si reorganizar sus planes festivos. La Consejería de Sanidad no dispone todavía de un balance de las últimas jornadas —salvo que las farmacias han entregado más de 1 millón de test gratuitos—, pero ya se pueden contar por miles los que están perdiendo horas en busca de un diagnóstico oficial.
Cuatro horas y ni un test
La odisea de Toni y su hija Diana arrancó en el hospital Infanta Leonor, una hora entre la cola congelada de unas 400 personas . «Preguntaron y solo había un sanitario haciendo la prueba. La gente llevaba más de 4 horas esperando...», reconstruye la historia su mujer, Patricia. Padre e hija marcharon a las 14.30 horas al Gregorio Marañón, donde encontraron poca gente haciendo tiempo hasta las 16.00 horas, cuando se retomaban los test. «Después de estar esperando les dicen que hasta las siete de la tarde, nada. Así que se han ido», resume. Al final, el hermano de Patricia les consiguió un autotest. «Vaya plan. Nochebuena y Navidad solos en casa porque aunque diera negativo nos da un poco de yuyu juntarnos y contagiar a alguien», dice Patricia.
Ana, de 30 años, y su hermana se turnaron durante más de una hora para avanzar en la hilera humana que partía este jueves de la entrada principal del hospital general de La Paz. «Mi padre ha dado positivo esta mañana. Se encontraba mal, aunque pensábamos que era un catarro, y ha ido al centro de salud», explicaba la joven, enfundada en un abrigo negro y mascarilla FPP2 a juego. Antes de acudir al hospital, la hermana de Ana se ha plantado a las 8 de la mañana en una farmacia del barrio de Mirasierra, donde ha aguantado dos horas hasta que abriera para recoger los autotest de la familia. «Me he hecho uno y ha dado negativo, pero no me fío de cómo lo he hecho», reconoce. El palito por la nariz intimida. «Prefiero que me lo haga un médico para asegurar», zanja, todavía detrás de unas 20 personas.
Solos en casa
El padre de Ana cenará solo por Nochebuena, en su habitación, con un móvil para hacer videollamadas y un ordenador para estar entretenido. «¡Esperemos que no sea nada!», pide su hija, y sigue caminando hacia el interior de La Paz. Una decena de personas más atrás, con 73 años y mucha paciencia, se erguía Felipe Yarga. En su cuarta cola de los últimos días , una semana después de recibir la vacuna de la gripe y el tercer pinchazo del fármaco de Pfizer contra el coronavirus. Varios estornudos le hicieron dudar.
Felipe acudió a su farmacia, en el barrio del Pilar, «para asegurarse», pero le insistieron en que volviese al día siguiente a primera hora de la mañana, porque los 30 o 40 test de antígenos se agotarían enseguida . «Es imposible lo del test, ya no hay, hay que levantarse a las siete de la mañana y esperar una cola. El centro de salud tampoco es una opción», asegura. El último recurso de Felipe, para resolver si cenar con su hijo y su nuera en Nochebuena, fue más de una hora de espera en La Paz. «A lo mejor me la paso solito en mi casa y me homenajeo yo. Y me hago una zambomba», bromea. Paciencia y humor en plena sexta ola de la pandemia.
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