Peleas de gallos: apuestas, menores y crueldad extrema en zonas marginales
Las aves, sometidas a toda clase de torturas, pueden alcanzar un valor en el mercado negro de hasta 10.000 euros
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Iniciar sesiónNo es la Edad Media, pero casi. Cerca de una veintena de personas se arremolinan en torno a un improvisado cuadrilátero. Las reglas son sencillas: dos gallos entrenados para atacar frente a frente. Dos gallos de los cuales solo puede quedar uno. El ... perdedor acabará muerto o se quedará sin alguno de sus órganos. El vencedor quedará marcado para siempre, sacrificado por sus dueños o abandonado a su suerte debido a los daños sufridos. Difícilmente podrá volver a pelear, por lo que pasará a ser inservible a ojos de los promotores de esta práctica ilegal. Un negocio basado en la crueldad extrema, donde las apuestas están a la orden del día. Los investigadores alertan de un submundo establecido principalmente en zonas marginales y que ni siquiera el confinamiento obligatorio del año pasado logró contener.
La última intervención en Madrid tuvo lugar el domingo anterior, en una finca de San Sebastián de los Reyes. Gracias a la colaboración ciudadana, la Policía Nacional constató la existencia de un reñidero de gallos en el que se estaba desarrollando una pelea ilegal. Los agentes sorprendieron a los implicados en el acto, encontrándose con 27 animales entrenados para combatir y otros tres muertos. Como era de esperar, el objetivo de estas batallas era el lucro económico, con apuestas elevadas de los asistentes, entre los que había menores de edad.
En el registro descubrieron más de 12.000 euros en efectivo, numerosos medicamentos ilegales para alterar la salud de las aves, diferentes sustancias estupefacientes y armas blancas. Dos individuos acabaron esposados y otros quince fueron denunciados en aplicación de la Ley del Juego. La investigación continúa abierta, por lo que no se descartan nuevas detenciones.
Esta operación se suma a la acontecida dos meses atrás en la localidad de Chinchón. Entonces, el Cuerpo Nacional desarticuló una banda dedicada a las peleas de gallos y a la distribución de cocaína. Un total de 15 personas fueron arrestadas como presuntos autores de los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas y maltrato animal. En el transcurso de las pesquisas, los agentes detectaron que existía una finca en Chinchón donde se dedicaban a la crianza de gallos para su empleo en peleas ilegales. Durante el registro de la misma, llegaron a contabilizar 223 aves, amén de numerosos productos químicos usados para su crianza.
Dopados y mutilados
Precisamente, los gallos entrenados para este cometido pueden alcanzar un valor en el mercado negro de hasta 10.000 euros. Es frecuente, además, que los criadores dopen a los animales para aumentar su agresividad o les implanten espolones de acero o hueso para infligir más daño. Pero eso no es todo. Se da la circunstancia de que en ocasiones les amputan de manera rudimentaria las membranas de la cresta, barbilla y orejas para dificultar el agarre de sus oponentes y paliar el sangrado al ser picados. De esta forma, los responsables de las aves evitan que la sangre derramada caiga sobre sus ojos y vean reducida la visión.
Desde la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) explican a este periódico la importancia de la cooperación de los ciudadanos para destapar este tipo de prácticas. «Estos combates clandestinos suelen llevarse a cabo en espacios de difícil acceso, lo que dificulta sobremanera su desmantelamiento», señala una de sus responsables, consciente de que a día de hoy aún quedan personas que consideran las peleas una especie de deporte o espectáculo tradicional. Cabe recordar que en España hay dos comunidades autónomas en las que sí están permitidas.
En Canarias, la Ley de Protección de los Animales de 1991 las considera legales «en aquellas localidades en las que se hayan venido celebrando», siempre que sean realizadas por las propias organizaciones de cuidadores de gallos (galleros) y no cuenten con publicidad alguna. Andalucía es la otra región donde están autorizadas aquellas que tengan por objetivo la «selección de cría para la mejora de la raza y su exportación realizadas en criaderos autorizados con la sola y única asistencia de sus socios», según la Ley 11/2003 de Protección Animal.
Sea como fuere, en la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales consideran urgente prohibir esta actividad y acabar con la cría de gallos que no tenga por fin la alimentación humana. «Se deben investigar todos los criaderos, sean profesionales o no, y hacer un seguimiento de los animales para ver en que se emplean», apostillan, con el convencimiento de que «lo que es legal acaba derivando en acciones ilegales».
Los gallos son criados en soledad para anular sus instintos sociales e incentivar sus estímulos violentos, de tal forma que permanezcan en un estado de angustia constante. «Son entrenados para potenciar su instinto de defensa del territorio y de primacía jerárquica», recuerdan en la asociación, alertados por la falta de escrúpulos de los implicados y la presencia de menores: «Nos preocupa la educación que se les está dando a estos chicos, sometidos a imágenes terribles».
Sin ir más lejos, en una nave situada entre San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz, en la M-203, sorprendieron en 2015 a 70 personas contemplando una de estas peleas. En el interior había un «ring» circular con gradas, «galleras» (habitáculos para los animales) y taquillas con más aves. Contaban también con un bar y anotaciones en tablones y talonarios. Entre el público había menores de 8 a 15 años. Desde entonces, pocas cosas parecen haber cambiado.
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