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El gigante asiático quiere separar meridianamente el concepto de «todo a 100» al que estamos acostumbrados por el de actividades, negocios y comercios con aire europeo, más «glamurosos». Los terrenos del futuro centro logístico y comercial chino estarán muy cerca de la vega del río Tajo, en la zona conocida como «El Campetón» y ocuparán una superficie aproximada de 2,5 millones de metros cuadrados, el equivalente a 250 campos de fútbol.

Todo se lleva con mucha cautela. Con pasos cortos, pero seguros. Aquí, por lo visto, el ceremonial oriental y las cosas bien hechas es lo que impera. De hecho, no se dan nombres de los empresarios chinos involucrados en el proyecto. Ni tampoco de la empresa española que sirve de enlace entre Estremera y Pekín. El proyecto está encauzado. Habrá hoteles, exposiciones y congresos, oficinas, industrias y no se descarta que se complete con centros comerciales y de ocio.

Los terrenos donde está prevista la «ciudad económica china» pertenecen a un centenar de propietarios. «Hay un preacuerdo para vender por parte de los que son de Estremera, unos treinta, porque el resto son de otros pueblos», señala a ABC el alcalde, José Carlos Villalvilla, del PP, que lleva ya tres legislaturas gobernando el municipio. Él, nacido aquí, es licenciado en Ciencias Empresariales y le duele mucho que la juventud se marche del pueblo. De ahí que apueste abiertamente por el proyecto chino. La compra de los terrenos podría costar entre 10 y 15 millones de euros. Villalvilla confía en que durante el primer semestre de este 2011 esté rematada la fase de compra-venta.

En teoría, la «ciudad económica china» de Estremera creará unos 7.000 puestos de trabajo que, contando también los indirectos, podrían llegar a 9.000. Una bicoca. «Se beneficiarían no solo los vecinos de aquí, sino los de otros municipios de la zona como Fuentidueña, Villarejo de Salvanés, Belmonte ...», asegura Villalvilla. Estremera tiene 1.600 habitantes censados de los que 900 constituyen su población activa. Su índice de paro está en el 10 por ciento, «por debajo de otros muchos pueblos de la región», apostilla el edil.

Este municipio madrileño ha estado ajeno a la influencia del ladrillo. El boom inmobiliario nunca se ha instalado aquí. No se han construido grandes urbanizaciones. «Tampoco lo echamos de menos. Nunca hemos querido ser una ciudad dormitorio y, además, sabemos que los grandes desarrollos urbanísticos necesitan muchos servicios que nunca sabes si los vas a poder dar», comenta el alcalde.

Así, la idea de la «ciudad económica china» ha calado mejor. Los terrenos eran agrícolas. El nuevo Plan General de Ordenación Urbana de Estremera ya los califica como «zona industrial y de actividades económicas» y solo está a falta de la aprobación definitiva por parte del Gobierno regional. José Carlos Villalvilla asegura que todo el proceso está siendo «limpio y transparente». De hecho, el proyecto chino se aprobó, en pleno municipal, sin votos en contra. Obtuvo luz verde con los 5 votos del PP, y las 3 abstenciones del PSOE. El único edil del grupo de los Verdes no estuvo en aquella votación.

«Sé que esto es bueno para mi pueblo», dice el alcalde. «Con el ladrillo, ahora estaríamos tocados por la crisis. Tenemos la suerte de apostar por un proyecto que ofrece oportunidades a los jóvenes del pueblo y de la comarca», asegura. Tampoco es que estén pensando en construir mucho más: el plan urbanístico prevé 400 nuevas viviendas. «No me planteo que la ciudad económica china me de más votos. Insisto, creo que es bueno para el pueblo».

El proyecto surgió en 2006. Coge forma en 2007, cuando el alcalde viaja a China y lo presenta en la Casa del Pueblo de Pekín. Los empresarios del país asiático se interesan y empiezan a mover los hilos. El pasado verano, una delegación china visita Estremera y los terrenos sobre los que asentará el complejo logístico y comercial. «Hoy, se podría decir que está maduro», indica el alcalde que, sin embargo, prefiere no echar todas las campanas al vuelo y hace gala, también, de cautela para que el proyecto siga adelante, como así parece.

Estremera está a 40 kilómetros del aeropuerto de Barajas y a tiro de piedra de la autopista A-3, que lleva al puerto de Valencia. Una posición estratégica. China lo ha visto claro.