Crimen en el Poblado Mínimo de Caño Roto: «¡Ayuda, ayuda, me han rajado!»
Algunos residentes oyeron gritos propios de una pelea. La víctima estaba indocumentada
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Iniciar sesiónLa noche, el frío y el hielo hicieron que el primer crimen del año en Madrid pasara prácticamente desapercibido en el Poblado Mínimo de Caño Roto. En este enclave del barrio de Los Cármenes, situado a espaldas del parque de la Cuña Verde de Latina, ... se levantan hasta ocho torres de 13 plantas, prueba de la remodelación de un espacio proyectado en su origen para absorber las infraviviendas construidas en los años 50, a rebufo de la inmigración masiva llegada desde el campo. Ahora, siete décadas después, el tráfico de droga concentra el principal problema de la zona. Y emerge, precisamente, desde las citadas atalayas, donde dos centenares de policías irrumpieron a principios de noviembre para desmantelar el negocio del clan de los Jiménez, considerados los «reyes» de la heroína.
En la madrugada de ayer, los agentes volvieron a hacer acto de presencia, pero esta vez por un motivo bien diferente. Minutos antes de las 2.30 horas, un hombre fue acuchillado hasta cuatro veces en un camino de paso dentro de los terrenos de la parroquia de la Crucifixión del Señor. Una llamada al 091 alertó de la dramática situación a la altura del número 60 de la calle de la Alhambra, donde se personaron rápidamente los sanitarios del Samur-Protección Civil. Comprobaron entonces que la víctima presentaba dos heridas en el costado izquierdo y otras dos penetrantes en el abdomen, e iniciaron las maniobras de reanimación. Pese a todo, no pudieron hacer más que confirmar su fallecimiento.
Para preservar indicios, los agentes de seguridad ciudadana de la Policía Nacional acordonaron el lugar del crimen a la espera de la llegada del Grupo VI de Homicidios, encargado de esclarecer el caso, y del Grupo de Delitos Violentos de la Brigada de Policía Científica, que llevó a cabo una inspección ocular de la zona. Fuentes policiales señalaron ayer a este periódico que el finado estaba indocumentado, por lo que no se había podido proceder aún a su identificación. De momento, los investigadores trabajan con todas las hipótesis abiertas.
Horas después de consumarse el asesinato, la mayoría del vecindario amanecía sin ser consciente de lo ocurrido. «Nos hemos enterado por la mujer que viene a limpiar», explicaba la hermana del cura al filo del mediodía. «Escuché a un hombre pedir ayuda a gritos y al poco vi llegar a las ambulancias», advertía otro residente, sin reparar ni siquiera en la razón de los alaridos. Tan solo uno de los moradores consultados por ABC hizo hincapié en una posible discusión, en la que escuchó a un hombre asegurar que le habían rajado: «Por aquí pasan muchos toxicómanos y no es raro que haya algún jaleo».
En ese sentido, aunque el dispositivo para cercar a los Jiménez se saldó con 22 detenidos y 10 narcopisos registrados, los vecinos señalan que en las últimas semanas el trasiego de drogodependientes ha vuelto a repuntar. En el centro de noche contiguo a l a iglesia, que acoge a personas sin hogar, no observaron nada raro. «Vino la Policía a preguntarnos, pero la noche estuvo tranquila», indicaba una de las trabajadoras. Descifrar el primer homicidio de 2021 no será una tarea sencilla.
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