Atropello mortal en Usera: «¡Socorro, mi hijo está debajo del coche!»

El coche, un Seat Toledo de color gris, quedó empotrado en el comercio llevándose por delante al pequeño que respondía al nombre de Ichi. El pánico se adueñó entonces de la familia, que presenció la espantosa escena sin poder dar crédito a lo sucedido. «¡Socorro, mi hijo está debajo! ¡Mi hijo está debajo!», gritaba desesperada la madre , en medio del gentío que se congregó. Los allí presentes intentaron primero levantar el coche, pero ante la imposibilidad de sacarle, decidieron empujarlo hasta dar con el niño. «El golpe fue tan gordo que solo la parte del capó delantero quedó fuera de la tienda», explicaba ayer un vecino.

Sin tiempo para pensar, una mujer cogió entre sus brazos al menor y salió corriendo calle arriba. Avanzó cincuenta metros hasta toparse con un coche de Policía que acudía al lugar. Los agentes le practicaron las maniobras de reanimación pertinentes hasta la llegada de las asistencias del Samur-Protección Civil. El niño aún tenía un hilo de vida: estaba en parada cardiorrespiratoria y sufría un fuerte traumatismo craneoencefálico severo, pero los sanitarios no pudieron hacer nada por recuperarle . Su padre, de 36 años, fue trasladado con preaviso hospitalario hasta el Doce de Octubre, ya que sufría un traumatismo abdominal. Mientras, otra hija, de 11 años, presentaba cortes de cristales en brazos y espalda de carácter leve. Fue atendida en el lugar, al igual que su madre, de 35 años. Ambas, en estado de shock, necesitaron la ayuda de los psicólogos del Samur, incapaces de digerir la desgracia. Un amigo de la familia, de 37 años, que estaba también en la tienda, sufrió una brecha en la cabeza.

El autor del atropello mortal, Aarón H. J., de 18 años y su acompañante, Armando V. B., de 21, resultaron ilesos. El conductor fue detenido por la Policía Municipal acusado de un delito de homicidio imprudente y otro contra la seguridad vial, ya que no tiene carné de conducir . Dio negativo en los test de alcoholemia y drogas. Su amigo y dueño del vehículo fue arrestado por la Policía Nacional por los mismos hechos, ya que le dejó el coche a sabiendas de que carecía de permiso de circulación. Además, se le acusaba de lesiones y de daños. No obstante, quedó en libertad tras pasar a disposición judicial. Ambos, de etnia gitana, residen en el mismo barrio de San Fermín. Carecían de antecedentes.

«Uno subió detrás de la mujer que cogió al niño y los policías le bajaron esposado; mientras que el otro no se movió de la tienda», comentaba una vecina, que salió al balcón tras oír el ruido. «Los cristales y el mostrador estaban reventados», proseguía, sin creer todavía del todo cómo pudo el turismo entrar hasta el fondo . Las marcas de chapa en la acera y la carretera dejaban claro la magnitud del golpe.

La Unidad de Atestados de Tráfico de la Policía Municipal investiga las circunstancias del extraño accidente. Según los primeros indicios todo apunta a que el conductor estaba tratando de aparcar y perdió el control, arrollando al menor. No obstante, no se descartan otras hipótesis. Enfrente del establecimiento, cerrado a cal y canto , un goteo de personas mascullaba las diferentes teorías acerca de lo sucedido. Una maniobra de aparcamiento fallida o la posibilidad de una conducción temeraria para fanfarronear cobraban fuerza entre el vecindario.

Los agentes visualizarán las cámaras de los comercios de la zona por si alguna grabación arroja alguna luz al caso. Por si fuera poco, mientras todo el mundo estaba volcado en ayudar a los heridos, un toxicómano trató de apoderarse de la caja registradora. Según apuntan a ABC varios testigos, «intentó saltar por encima del coche» , momento en el que se desató una fuerte pelea entre varias personas. «Alguien le recriminó el robo y este, junto a varios de sus amigos, se fueron a por él», señalaba una mujer, con cierto tono de resignación. «En esta zona, pocas cosas nos sorprenden» , incidía. Los padres de la víctima, asentados en el barrio desde hace al menos cinco años, viven en la misma manzana en la que regentan la tienda. En el momento de los hechos, dos de sus cuatro hijos, de 13 y 7 años respectivamente, se encontraban en la vivienda, por lo que no presenciaron el golpe. Una vecina confirmó ayer que amigos de la familia se apresuraron a recogerles pasada la medianoche. «Por ahora, no ha vuelto nadie», indicaba.

A media mañana, flores y velas hacían las veces de improvisado velatorio en memoria de Ichi. El altar fue creciendo a medida que pasaban las horas. Por la tarde, los allegados del pequeño desplegaron una enorme pancarta negra en la fachada del comercio. «Queremos Justicia. No ha sido un accidente. Ha sido un asesinato» , decía en castellano y en chino. «Basta ya», «Terrorismo criminal» y «Justicia para Ichi», reclamaban otros carteles pequeños.

Hoy, a las 20 horas, la Asociación Deportiva Cultural Sanfer -el equipo de fútbol del barrio de San Fermín- llevará a cabo una ofrenda floral en la puerta del establecimiento. Casualidades de la vida, Aarón militó en sus categorías inferiores durante varios años. Hasta la temporada pasada, momento en el que, según ha podido saber ABC, tuvo que marcharse por no pagar las cuotas. Ahora pensaba enrolarse en las filas del club La Chimenea.