análisis
La bronca de Feijóo, el sentido de Estado y el vaso de agua de Sánchez
A veces la sed llega cuando a uno le señalan las vergüenzas en público, cuando la presión ambiental se hace pesada, cuando uno está incómodo
Sigue en directo la primera sesión de investidura
Crónica: Feijóo se erige como representante de quienes no votaron «ni amnistía ni autodeterminación»
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónA las 12 y 28, sentado en su escaño de presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pidió a un ujier que le trajera un vaso de agua. Tenía sed, o le entró repentinamente a los 22 minutos de discurso en los que el candidato ... Núñez Feijóo le buscó en el cuerpo a cuerpo. A veces la sed llega cuando a uno le señalan las vergüenzas en público, cuando la presión ambiental se hace pesada, cuando uno está incómodo. Es casi una cuestión de mala conciencia de quien está dispuesto a hacer, una vez más, lo contrario de lo que dijo en campaña electoral.
El líder del PP empezó fuerte, atacando la inmoralidad y falta de sentido de Estado y yendo al grano: no a la amnistía, porque si dijera sí ya tendría los votos para ser investido presidente: «¿Con eso bastaría, no? Pues no». Y a partir de ahí, 22 minutos repartiendo a Pedro Sánchez: porque perdió las elecciones (primer presidente en 27 años), porque pactar con Puigdemont es «traicionar» a sus votantes y porque, ante el desafío separatista, Suárez, González, Aznar, Rajoy, habrían contestado lo mismo que él. «Y, si me apura, también Zapatero, que pidió el apoyo al PP para frenar el plan Ibarretxe», añadió Feijóo situándose en la Transicion y en la herencia de todos los presidentes del Gobierno, salvo uno.
Unos minutos antes, Sánchez llegó con una carpetilla de cuero marrón con cremallera, y extrajo un cuaderno en el que no apuntó nada en toda la sesión de la mañana. Va a ser verdad que sus réplicas están previamente escritas. Esta mañana, el presidente escuchó con las manos cruzadas sobre las rodillas y todo lo que escribió fue en el teléfono.
Ante el chorreo de Feijóo, a Sánchez le viene bien que le den la razón, y aquí entran en juego los palmeros
La Moncloa y el PSOE llevan desde la noche electoral tratando de mostrar una imagen de Sánchez tranquilo, sabedor de que repetirá. Y sí, puede ser presidente, pero no está tranquilo, porque sabe que lo que está dispuesto a hacer no es lo correcto, según los parámetros de su propio partido. Lo sabe porque no es tonto y porque ha conseguido poner de acuerdo a González y a Aznar, a conservadores y progresistas en la judicatura, a muchos socialistas y a miles de personas en las calles. Sánchez no es un tipo empático, y le gusta demasiado el poder, pero también tiene su corazoncito. Por eso pide agua.
Así que, ante el chorreo de Feijóo, a Sánchez le viene bien que le den la razón, y aquí entran en juego los palmeros, que en un debate parlamentario también importan. En las Cortes, al lado del presidente se sienta la vicepresidenta Calviño, que se transmuta en comentarista particular del presidente. Es una labor de refuerzo al jefe. Cuando Feijóo ataca, Calviño gesticula y susurra al oído a Sánchez cosas que a él le gustan, porque asiente. Ella niega con la cabeza las ideas de Feijóo, sea la que sea.
Al lado de Calviño, Yolanda Díaz, que no pide agua porque lleva su botellita, se muere de la risa. No es que gesticule bajito, hace aspavientos y da saltitos en su escaño. Todo muy exagerado, sonriendo con el teléfono en la mano como los niños pequeños jugando con el móvil de papá. O de mamá. También se carcajea María Jesús Montero, pero lo hace de otra manera, como más natural, y hay otros ministros que mantienen la compostura. Son Bolaños, Planas y Gómez. También Llop, aunque ella parece como ausente.
Feijóo se presentó como «un presidente de fiar», y lo dijo porque sabe que a Sánchez le pone ante el espejo
Y tras la media hora inicial de cara a cara con la bancada socialista alborotada y la del PP abusando del aplauso, Feijóo se sumergió en su propuesta de programa que presentó como una alternativa a Sánchez. Y cerró apelando al entendimiento entre el PP y el PSOE ante el desprecio de algún diputado socialista y lenguaraz que gritó en contra.
Lo más parecido a un acuerdo esta mañana en el Congreso fueron Guillermo Fernández Vara y Javier Maroto, PSOE y PP sentados juntos en tribuna, como buenos hermanos, aunque algo callados. Llevarse bien es posible, aunque la bronquita de Feijóo hace difícil el entendimiento. El candidato del PP se presentó como «un presidente de fiar», y lo dijo porque sabe que a Sánchez le pone ante el espejo. Y la verdad sobre la conciencia de Sánchez está en el vaso de agua: beberlo o ahogarse.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete