Parlamento de Baleares: una provocación de fondo y un error de formas
Dos no discuten si uno no quiere. Y mucho menos si ninguno de los dos empieza
Le Senne y el manotazo: ¿ha nacido un nuevo líder en Vox?

Lo ocurrido en Baleares esta semana responde a dos claves sin las cuales no se explica lo que pasó ni por qué pasó. Todo parte de una provocación de fondo, la de las representantes del PSOE en la Mesa del Parlamento regional, que saben ... de sobra que ese órgano debe ser absolutamente neutral. Y eso implica que no se pueden mostrar fotos de ningún tipo, ya sean de víctimas de la Guerra Civil o de cualquier otra cosa, por muy legítima o inocua que parezca.
De hecho, no se puede exhibir nada, a diferencia de lo que ocurre en las bancadas o en las tribunas y atriles de los hemiciclos, donde es habitual ver a diputados o concejales con todo tipo de artilugios: Rufián (ERC) llegó a sacar una impresora desde su escaño en el Congreso para defender el referéndum ilegal de independencia.
El mismo criterio aplica en el Congreso, en el Senado y en todas las cámaras autonómicas, provinciales o municipales. Por eso nadie puede poner la foto de una víctima de ETA en el órgano rector del Parlamento vasco o del Pleno de Pamplona, porque de inmediato la presidenta del primero (PNV) y el del segundo (Bildu) ordenarían su retirada, como hizo el de Baleares (Vox). Y no por el motivo de la foto, tanto da que fuera para felicitar al Rey por sus 10 años de reinado o para animar a la selección española por la Eurocopa: en la Mesa de un Parlamento no cabe nada de eso. Punto.
Lo anterior es compatible con que, teniendo toda la razón en el fondo, Le Senne la perdió con esas (malas) formas. Justo por la neutralidad que conlleva su cargo, un presidente de una institución que representa a todos sus ciudadanos no debe actuar así. Aunque sólo sea para no caer en la trampa de convertir en polémica nacional lo que no pasaba de anécdota local. Le Senne pidió perdón al día siguiente, mientras los provocadores se afanan en estirar la polémica con ayuda del Gobierno central en forma de denuncia por odio. Dos no discuten si uno no quiere. Y mucho menos si ninguno de los dos empieza.
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