Grupos de izquierdas en Cataluña recelan del concierto económico del PSC

«Pedro Sánchez y su actual PSOE no están federalizando cuando ceden a cambio de votos. Están, lisa y llanamente, cediendo. Es algo que ya hemos visto los catalanes no catalanistas con Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Cada vez quedan menos cosas para ceder», lamenta Pedro Fernández, presidente de Alternativa Ciudadana Progresista (ACP), una asociación que defiende los postulados clásicos de izquierdas y es muy crítica con el nacionalismo catalán.

Fernández, en declaraciones a ABC, recuerda que «ni la federalización de España ni la de Mozambique se consigue a base de conciertos particulares con cada uno de los poderes locales». Ya en 2021, ACP organizó un ciclo de conferencias para debatir y «profundizar en el confuso concepto de federalismo» y, en resumen, apunta que «el federalismo es una forma de organización, no de unión» porque «un Estado federal es el que fija competencias exclusivas para cada uno de los niveles territoriales y los fija igual para todos». Es decir, en materia de financiación y sobre el tema del acuerdo PSC-ERC, o las 17 comunidades autónomas tienen un sistema como el concierto o se crean asimetrías.

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También muestra su preocupación Mireia Esteva, presidenta de Federalistes d'Esquerres (FED), por lo que pueda acabar derivando en este ámbito el pacto entre socialistas e independentistas. Pero advierte que «hay mucho ruido en estos momentos» y que el acuerdo firmado «está poco matizado, dando lugar para muchas especulaciones». FED, una asociación independiente en forma de 'think tank' pero con muy buenas relaciones con el PSC, se posicionó, en un editorial, a favor de pacto PSC-ERC.

Y como salvedad apuntaron que la asociación «trabaja para construir un mejor marco de convivencia y por el incremento de la satisfacción de todos los ciudadanos en sus territorios, tomando como punto de referencia los modelos federales», siendo el acuerdo «una ocasión para avanzar en esta transición, siempre que se evité caer en un modelo confederal, que creemos superado como modelo histórico».

Esteva es muy crítica con el sistema vasco y navarro: «Es un modelo confederal, no es transparente, ni está claro que sean solidarios. No deberíamos profundizar en este modelo, aunque sí se dé más autonomía de gestión a los gobiernos autonómicos». FED llevará a cabo «charlas y debates» en los próximos meses para, entre otros asuntos, tratar de clarificar las diferencias entre federalismo y condeferalismo.

Mucho más directo se posiciona, en contra del concierto económico para Cataluña, Francesc Xavier Marín, secretario general de la Alianza Izquierda Republicana y exdirigente del PSC. En declaraciones a este diario considera que el acuerdo firmado en verano rompe el principio de igualdad «como eje vertebrador de la cohesión territorial y de la justicia social». Marín señala que «pretender que las regiones más ricas de España sean tratadas con privilegios fiscales, en detrimento del aumento de las desigualdades respecto a las regiones más pobres, implica destrozar la cooperación interterritorial».

Y es muy crítico con el PSOE: «Que esté defendiendo hoy tales postulados es la mayor vergüenza para los afiliados socialistas desde su fundación en 1879, incluidos los que durante 40 años militamos en sus filas. Si esto no provoca ya una revuelta interna para descabezar a toda su cúpula dirigente, el PSOE se hundirá irremisiblemente para muchísimos años».

Marín incluye en sus palabras el eje izquierda-derecha y considera que «la defensa de la solidaridad interpersonal, interterritorial e internacional, es un valor de izquierdas» y que esta solidaridad no se cumple con el modelo vasco y el navarro, que es el objetivo y fin último del sistema «singular» catalán. Esteva, que defiende un «modelo intermedio» en el que las regiones sean corresponsables de al menos una parte de la recaudación de impuestos, apunta que el pacto PSC-ERC sí incluye una «cuota de solidaridad».

Pero Fernández plantea dudas razonables sobre un pacto del que no se conoce la letra pequeña y centra el debate, en el caso de la solidaridad, sobre la «llave de la caja», es decir, qué pasa si el que recauda decide que la solidaridad pactada es demasiado. Y concluye: «¿Cómo se fuerza el trasvase de los fondos necesarios hacia aquel nivel de administración que realizará el gasto? Aquí está el meollo».